Voces del Periodista Diario

En un hilo el futuro de Juan Carlos Osorio al frente de la selección mexicana

Juan Carlos Osorio es, o sigue siendo por ahora, no sabemos cuánto tiempo, el seleccionador del equipo de fútbol de México.
Esta introducción es necesaria porque la actualidad informativa en el ámbito deportivo está sometida a las veleidades del último ventarrón noticioso.
El colombiano Juan Carlos Osorio, apodado El Recreacionista, es un técnico serio, que estudió su materia en Estados Unidos, Inglaterra y Holanda, y era muy aplaudido por el buen rendimiento de su equipo… hasta la goleada 7-0 que Chile le propinó el domingo en la Copa América Centenario, uno de los mayores descalabros en la historia del fútbol mexicano.
Desde entonces se discute si conviene colgarlo de una rama alta o vale la pena darle una nueva oportunidad, para no desbaratar la corrida hacia la clasificación al Mundial 2018: el 2 de septiembre México visitará a El Salvador y el 6 recibirá a Honduras, a quienes ya venció 3-0 y 2-0 en noviembre.
 
Técnicos multifacéticos
Los técnicos, ya se sabe, deben ser prestidigitadores para dar siempre con la táctica adecuada, pedagogos para ganarse a un heterogéneo vestuario de jóvenes ricos que quieren proteger sus respectivas carreras, y forzudos de circo para aguantar el peso muerto de la derrota, la rechifla de la afición, el ajuste de cuentas de la dirigencia y la despiadada autopsia de la cátedra.
Las versiones contradictorias sobre el futuro de Osorio no se deben atribuir a error informativo sino al desconcierto de la Federación Mexicana de Futbol.
El técnico argentino de Chile, Juan Antonio Pizzi, fue su primer simpatizante: la goleada aseguró su propia permanencia, ya que antes se habían registrado varios resultados negativos, en contraste con la exitosa campaña del equipo bajo el técnico anterior, Jorge Sampaoli.
Y no hablemos de la suerte corrida por el DT brasileño, Dunga, despedido sin contemplaciones tras la caída de su equipo ante el de Perú.
 

Dotes técnicas

La contratación de Osorio, en octubre del año pasado, sorprendió a los comentaristas, ya que su único paso por el fútbol mexicano había sido una escuálida campaña de once partidos con el Puebla, en el torneo Clausura 2012, con un saldo de siete partidos perdidos y la penúltima posición.
La explicación más persuasiva sugiere que los dirigentes apreciaron el profundo conocimiento que el técnico colombiano tiene del fútbol estadunidense, donde estudió y dirigió al Chicago Fire (2007-08) y Red Bull New York (2008-9, cuando aún era conocido como Metro Stars). La primera prioridad regional del fútbol mexicano es contener al rival estadounidense, cuyo potencial reconoce y respeta.
También habrían tenido en cuenta la reputación de sobriedad del técnico colombiano, apreciada en particular tras el accidentado paso por el banquillo mexicano del técnico Miguel “Piojo” Herrera, despedido tras una disputa con el periodista Christian Martinoli, que culminó con un enfrentamiento a los manotones en el aeropuerto de Filadelfia.
Lo cierto es que Osorio llegó al fútbol mexicano sin un consenso de respeto por sus dotes técnicas; el conocido comentarista colombiano Nicolás Samper destaca su capacidad para estudiar en forma obsesiva a rivales, formaciones y estrategias, sin dejar nada librado al azar.
 

“Memoria operativa”

Al conocerse el nombramiento de Osorio, en octubre del año pasado, el periodista mexicano Luis Pablo Beauregard escribió en el diario español El País que “tiene un método que denomina memoria operativa”, una serie de ensayos y movimientos con el balón, para automatizarlos en el campo de juego. “Está por verse”, prosigue, “si puede adaptar la teoría, que ha funcionado en clubes, a un equipo que se reúne esporádicamente”.
Ese método de “memoria operativa”, de ejercicios con el balón, es el que dio origen al apodo de Osorio, El Recreacionista, que le dieron los jugadores del primer club que entrenó en América Latina, Millorarios de Bogotá (2006-07).
Los comentaristas mexicanos no se dejaron impresionar por este bagaje técnico e intelectual del nuevo DT; en febrero de este año, cuando México ya había ganado cuatro partidos bajo Osorio (dos amistosos y dos de clasificación para Rusia 2018), el diario angelino La Opinión reflejó las opiniones prevalecientes en la cátedra.
Su aporte, señaló, “puede ser entendido como apertura y nobleza, pero también como sumisión y falta de liderazgo (…) El colombiano es un caballero, pero no objeta decisiones de clubes que no le ceden jugadores, ni de estrellas que suelen encapricharse”.
El diario se preguntó si “dirigir al Tri, una tarea que sin duda puede ser abrumadora, le está empezando a quedar grande a Osorio”.
Falta de firmeza ante jugadores y clubes” fue el reproche de la mayoría de los periodistas consultados por La Opinión, que así lo recogió en su artículo.

 

Carrusel de exitismo

Pero eso fue cuando Osorio sólo había ganado dos partidos oficiales, ante El Salvador y Honduras. Desde entonces, y hasta la estrepitosa caída ante Chile, su Tri había acumulado otras seis victorias (cuatro de ellas oficiales) y un empate.
La euforia por la seguidilla exitosa del Tri (22 partidos sin perder, contando desde la caída ante Ecuador, en la Copa América 2015) y la reacción escandalizada ante el primer tropiezo grave, es un elemento habitual en el carrusel de exitismo que caracteriza a los juicios futbolísticos en esta era.
El público consumidor de noticias exige ahora una nueva dosis de su tema o personaje favorito cada vez que accede a los medios digitales. La noticia deportiva ya no tiene una vigencia de, digamos, una semana, como en la época de El Gráfico, o por lo menos 24 horas, como hasta hace poco en la información de las páginas deportivas de los diarios o los noticieros de TV.
Ahora, Lionel Messi, por citar al personaje más conocido, es un héroe, un evasor de impuestos, un cómplice de mafiosos, un benefactor de niños enfermos, lo que ustedes quieran, en el mismo día calendario.
Un día es el mejor del mundo, capaz de cargarse un equipo al hombro y poco después, tras perder alguna final importante, es un pobre chico que “no tiene capacidad de liderazgo”, como dijo alguien muy famoso y locuaz.
Y así es cómo Juan Carlos Osorio, El Recreacionista, resulta responsable de una calamidad, a las pocas horas de ser festejado como el conductor de una campaña excepcional.
¡Que le corten ya mismo la cabeza!, como diría la Reina de Corazones. ¿O habrá que esperar a que pierda el próximo partido?
 
(Nora de Raúl Fain Binda para BBC Mundo)

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Redacción Voces del Periodista