Voces del Periodista Diario

Muñecos de papel

Almanaque de Cabecera

Por José Luis Adame (*)

Horas después de haber finalizado el Súper Bowl LII, me queda claro que los cuentos de hadas no existen en el futbol americano profesional. Ya imagino los reproches de “los que saben de este deporte”. Lo interesante es que las Águilas de Filadelfia lograron al fin en su tercera oportunidad, la que muchos consideran ”la vencida”, ganar un Súper Bowl.

Como ustedes saben, Filadelfia venció 41-33 a Nueva Inglaterra en el estadio US Bank de Minneapolis. Nick Foles fue nombrado jugador más valioso del partido. Tom Brady, el jugador más valioso de la temporada, se privó de ganar su sexto Súper Bowl. Doug Pederson, en su segunda temporada como entrenador, ganó su primer Súper Bowl… Y así podríamos enumerar datos históricos o estadísticos al por mayor.

Nick Foles, mariscal de campo de Filadelfia, atrapa un pase de anotación. (Captura de pantalla)

No me considero fan de ambos equipos; sin embargo, me encanta este deporte por lo que representa su filosofía de vida, del tipo de valores en el que está sustentado, y por supuesto, el sentido de responsabilidad y compromiso en el campo, es un reflejo de vida.

Esto viene a colación por un factor fundamental en el que gira este deporte: NO PUEDES SUBESTIMAR A TU RIVAL.

Bill Belichick y su staff lograron resolver de cara al juego más importante en la campaña problemas como las lesiones que afectaron a sus dos jugadores clave. La mano derecha de Brady y el cumplimiento del protocolo de lesiones en la cabeza de la NFL para Rob Gronkowski.

Belichick estuvo de acuerdo en el plan de juego diseñado por sus hombres de confianza: Matt Patricia, coordinador defensivo, y Josh McDaniels, coordinador ofensivo y entrenador de Tom Brady. Todo parecía que era justo el camino al éxito pero, no fue así.

Matt Patricia jamás imagino la capacidad de respuesta que aplicó Filadelfia a su sistema defensivo. Patricia pensó que en cobertura de zona con la experimentada lectura de su back field defensivo podrían detener los movimientos de Nick Foles y sus trastocadas facultades.

McDaniels por su parte no pudo dar seguimiento a sus ajustes a la ofensiva en la que Filadelfia, a base de velocidad y lectura, pudo ir minando el talento y carisma de Brady en el emparrillado.

Tom Brady, mariscal de campo de Nueva Inglaterra, sale del campo de juego, tras perder ante Filadelfia. (Captura de Pantalla)

Durante el partido, Belichick recorría la banca en silencio y con cara de frustración y pocos amigos. No cruzo palabra alguna. Tom Brady, atónito, estaba fuera de sí.

Fiel a su plan de juego, Filadelfia pudo solventar algunos errores en el criterio de Foles y su coordinador ofensivo Frank Reich con jugadas que pusieron en riesgo la victoria en el “Súper Domingo” para Las Águilas. Jim Schwartz, coordinador defensivo, tuvo la visión de corregir e implementar soluciones para contener a Brady y sus receptores encabezados por Rob Gronkowski en uno de los juegos más explosivos en la historia del futbol americano profesional, con 1156 yardas totales entre ambos equipos.

Durante el desarrollo de la transmisión del Súper Bowl LII en los diferentes canales de televisión, escuchaba entre otros comentarios que las defensivas en esta ocasión no ganarían el partido, y más aún, con el inmenso número de yardas acumuladas para ambos rivales.

Brandon Graham hizo lo que nadie había podido lograr en el juego, atrapar a Brady en su bolsa de protección provocando soltara la pelota para dársela a su equipo. Filadelfia estaba a poco mas de dos minutos de la victoria. Así fue.

Con ello prácticamente liquidó a Nueva Inglaterra: se le fue el sexto anillo al jugador más longevo en la historia del Súper Bowl, minó el prestigio y el reconocimiento a uno de los mejores entrenadores en la historia de la NFL, y se aplicó el cobro de una factura carísima a uno de los propietarios más exitosos y acaudalados de la liga.

Creo que los Patriotas de Nueva Inglaterra, organización extraordinariamente exitosa en la NFL en los últimos 15 años, con cinco trofeos Lombardi y un tremendo cumulo de títulos entre divisionales y conferencia, pecaron de absoluta y rancia soberbia, ante un rival que constantemente estaba tocando la puerta de su sala de trofeos y esos fueron las Águilas de Filadelfia.

(*) Twitter: @JLAdame

VP/Deportes/JSC

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