Voces del Periodista Diario

Bioenergéticos del futuro: ¡ya están presentes!

Ambiente y Desarrollo

Por Juan José Agustín Reyes Rodríguez

La energía mueve al mundo. En tiempos primitivos la energía utilizada era la humana. Se descubrió el fuego, como el elemento natural proveniente de la leña. Posteriormente se conoció el carbón como otra fuente.

En plena era industrial se explotaron las minas de carbón como la fuente más importante de energía. A principios del siglo XX comienza la extracción masiva de petróleo y gas, concentrándose en las empresas trasnacionales, europeas y americanas.

El petróleo, además de ser la fuente más importante de energía, es la materia prima para cientos de artículos que sirven para la vida cotidiana en todo el planeta. El uso del petróleo y sus derivados ha provocado altos índices de contaminación, por lo que ha habido numerosos movimientos, iniciativas, estímulos y reglamentaciones para cambiar a las llamadas energías “limpias” con el uso del viento, energía solar y la bioenergía.

En varios países, obtienen energía, en forma de alcohol, a partir de la caña de azúcar, maíz o sorgo. En México se está impulsando la energía eólica, la solar y por muchos años se ha obtenido la hidráulica.

Se han hecho algunos intentos por obtener bioenergía a partir de la caña de azúcar, del maíz, sorgo y otros cultivos. Sin embargo, está la controversia de cómo es posible que cultivos que hacen falta para la alimentación sean destinados a la producción de bioenergía, siendo un país rico en petróleo. Quizás esa sea una de las razones por las que no ha despegado esta alternativa.

Jatropha curcas var. Doña Fernanda I, en floración, frutos en desarrollo y maduros. (Foto: Juan José Agustín Reyes Rodríguez)

México es uno de los principales países mega diversos en flora y fauna silvestres y lo coloca en posición de buscar y encontrar aquellas especies vegetales que puedan ser fuente de energía. Los recursos forestales han sido fuente de energía, con la leña y carbón, desde tiempos inmemoriales, sobre todo en las áreas rurales. En décadas recientes se han hecho pruebas con una planta llamada “Piñoncillo”, “Piñón” o “Pistache” mexicanos, que NO es el Pino que conocemos, sino es una planta de la familia de la Higuerilla y de la Noche Buena, llamada Jatrofa.

De acuerdo con diversos investigadores de la Universidad de Puebla, de la UNAM y de Chapingo, existen en el mundo alrededor de 175 especies de este género y de estas 45 están en México, 77% son endémicas. Su distribución natural se encuentra en el Bosque tropical caducifolio y matorral xerófilo, principalmente en la Región Hidrológico Forestal del Río Balsas.

Una especie que ha destacado es la Jatropha curcas, con más de 16 variedades, que pueden ser tóxicas o no, con floración mayormente femenina o masculina o hermafrodita. Esto determina su viabilidad para producir frutos. Es una especie que puede encontrarse o aclimatarse desde el nivel del mar hasta 1,200 metros. No soporta heladas ni zonas inundables.

Almácigo de Jatropha curcas var. Doña Fernanda I, listo para trasplantarse. (Foto: Juan José Agustín Reyes Rodríguez)

En Mazatepec, Morelos, el Dr. Edgar Jaime Salinas, con su cooperativa Biomazatl, ha desarrollado una variedad de Jatropha curcas, llamada “Doña Fernanda I” lo cual le ha tomado 12 años de investigación y mejoramiento genético, habiendo logrado fijar como principales características: no tóxica, flores hermafroditas, lo que garantiza la producción de fruto, obtención del 45 al 50% de aceite de altísima calidad, pasta con un mínimo de 23% de proteína asimilable, estructura de la planta que reduce las podas, entre lo más relevante.

La Universidad Autónoma Chapingo, está apoyando estos esfuerzos con el proyecto “Bioaceites del Sureste”, con la transferencia de tecnología en algunos predios de Quintana Roo, Campeche y Yucatán.

La importancia de esta variedad, es que produce aceite de alta calidad, del cual se obtiene biodiesel, glicerol, pasta para alimentación, composta, abonos orgánicos, micorrizas y productos naturales para control de plagas y enfermedades. Adicionalmente es una planta melífera por lo que contribuye a la permanencia de las abejas, que en muchas partes están por desaparecer.

El aceite de Jatrofa, al tener un proceso de refinación se utiliza para la BIOTURBOSINA y como aceite DIELÉCTRICO para los transformadores de luz.

Uso múltiple del suelo: forestal, agrícola y energético. (Foto: Juan José Agustín Reyes Rodríguez)

Cuando se obtiene biodiesel, un coproducto es el GLICEROL, del cual se obtiene jabones, champú, cremas, pasta dental, perfumes, entre otros productos. La pasta que queda una vez extraído el aceite es rica en proteína, por lo que se está usando en alimentación humana y animal.

Es una opción, no solamente energética, sino también de empleos permanentes, alimentación nutritiva, rescate de áreas deforestadas, captura de bióxido de carbono, desarrollo agroindustrial, investigación científica y transferencia de tecnología, empleo doméstico y mejoría de la economía rural.

Su aparente desventaja es que en los dos primeros años la Jatrofa “ensaya”, es decir su producción no es importante, sino a partir del cuarto año se establece una producción permanente que hace rentable este cultivo, mucho más alto que la producción tradicional de maíz, frijol y calabaza. Sin embargo, aprovechando el terreno los campesinos pueden seguir haciendo sus cultivos de frijol, calabaza, cacahuate o cualquiera otro en las calles que quedan entre hilera e hilera de planta, durante ese tiempo.

Importante es destacar que la demanda por estos productos de la Jatropha curcas variedad Doña Fernanda I está esperando satisfacerse.

VP/Opinión/JSC

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