El cártel de la Unión Tepito controla al menos tres centros penitenciarios de la Ciudad de México.
Se trata de los reclusorios Norte y Sur, y de la Penitenciaría Varonil de Santa Martha Acatitla, de acuerdo con testimonios de internos entrevistados por Crónica.
Las versiones fueron confirmadas por comandantes de la Procuraduría General de Justicia local.
“La Unión es la que manda ahí, ya lo tenemos identificado”, refirió uno de los altos mandos de la dependencia, en la cual se mantienen abiertas investigaciones sobre el tema.
Su cartera principal es la venta de droga al interior de las prisiones, la cual ingresa mediante una red conformada por custodios, visitantes y empleados de las empresas distribuidoras de abastos. Los “camioncitos”, les llaman ellos.
Sin embargo, el dominio se extiende a las concesiones para comerciar diversos productos, al trasiego de teléfonos celulares, computadoras y televisiones, y al manejo de cuentas bancarias usadas para el pago de extorsiones, privilegios y otros servicios, un sistema develado por este diario en días pasados.
Entramado
“Aquí en el Norte, hasta han encontrado laboratorios de droga sintética. La Unión lleva el mando desde hace tiempo”, reveló uno de los reos consultados.
“Las autoridades hacen que no ven, pero por cada trasiego se llevan su gran tajada, son cómplices de grandes capos que meten el vicio”.
—¿Y cómo pasa?
Desde el Sur, otro de los presos explicó: “Son principalmente tres vías: custodios, camioncitos y mujeres que vienen de visita… Los dormitorios 3, 4 y 5 son los que concentran la venta”.
—¿Es tráfico hormiga? —se le preguntó.
—He conocido casos en los que las visitantes se pueden meter hasta un kilo de coca en la vagina; unas más, unas menos, pero todas están coordinadas por los de Tepito.
—¿Y cuál es el papel de los custodios en este entramado?
—Ellos tienen carta libre para ingresar lo que sea. Los jefes del cártel les dicen: méteme kilo y medio o dos kilos de tal droga y lo hacen con facilidad. Es como pedirles una botella de whisky o de tequila, mismo modo de operación.
—¿Cuánto puede costar la droga ingresada por los custodios?
—Cinco mil pesos por un paquete de coca, que quizá no es de las más buenas, pero a los consumidores internos les sabe a gloria.
—¿Y la mariguana?
—Quinientos por un kilo de mota, son precios ya estipulados, de acuerdo con el mercado manejado en prisión desde que comenzó el año.
—¿Qué son los camioncitos?
—Las camionetas de abasto: llegan a repartir mercancía y es cuando se aprovecha. Son de empresas relacionadas con varios giros, brindan un servicio mercantil privado. Hubo un tiempo en el que el medio más recurrente y efectivo eran los camiones refresqueros, pero ahora están metidos choferes de casi todas las compañías. Y es obvio que custodios y directivos conocen la movida.
Desde la Penitenciaría de Santa Martha, otro de los reos accedió a la charla.
“Los de Unión Tepito saben cuándo hay buen bisne y consumo por parte de la población carcelaria. Ahí nadie se puede meter”.
—¿Qué pasa si un interno que no es de su grupo intenta meterse en el negocio?
—Sí hay quienes lo ha intentado, pero amanecen muertos al siguiente día; como mínimo les dan una buena golpiza y les quitan toda la mercancía.
Los custodios, describió, son los que te ponen…
“Conocí el caso de un compa que quiso meter mano a la olla: se acercó a uno de los custodios para pedirle que le metiera droga y poderla vender adentro, le ofreció una muy buena lana, en apariencia llegaron a un acuerdo benéfico para ambos lados, pero el custodio lo puso con los jefes del cártel, les contó todo y al poco rato lo andaban medio matando. El negocio está totalmente cerrado”.
En el Norte, develó el contacto, “la Unión controla todas las concesiones de comercio por medio de los comandantes. Entre ellos se reparten el botín. Si quieres abrir una tienda debes pagar 60 mil pesos o 15 mil pesos para que puedas vender, filtrar u ofrecer otros productos”.
—¿Cuáles?
—Comida, televisiones, películas, agua potable, pan, tortillas, dulces, celulares, ropa…
En el Sur, se tienen identificados alrededor de 50 integrantes o aliados de La Unión, aunque sólo siete son considerados líderes.
Este pequeño grupo maneja alrededor de 25 cuentas de débito abiertas en por lo menos tres bancos distintos: Bancomer, Banamex y Scotiabank. Para la apertura utilizan a cómplices o contactos fuera de las cárceles.
Las cuentas son empleadas para recibir depósitos de familiares y amigos de todos los internos. También para el pago de deudas relacionadas con venta de drogas, uso de teléfonos móviles u otros aparatos electrónicos, acceso a redes sociales, cambio de celdas o dormitorios, protección y otras gratificaciones. Y el cobro de extorsiones a las familias, a cambio de no asesinar, golpear o maltratar a sus presos.
Y para costear la obtención de pases de visita, aún sin registro previo en el kárdex (donde el preso anota qué personas podrán visitarlo en un determinado periodo de tiempo).
Entre los cabecillas en busca de pelear por los dividendos en este reclusorio se encuentran Víctor Giovanni González Sepúlveda, alias El Chómpiras, detenido apenas a principios de mayo y etiquetado como operador financiero de Dámaso López, líder del Cártel de Sinaloa. Está acusado de delitos contra la salud y portación de armas de fuego.
Así como los hermanos Óscar Wilfredo y Jesús Ernesto Félix Quintero (de origen estadunidense), arrestados a principios de abril del año pasado y quienes eran miembros de una célula criminal dedicada al transporte de cocaína.
La Unión Tepito, fundada entre 2009 y 2010 por líderes de diversas bandas criminales, está vinculada con el cobro de piso y venta de droga en las calles de la CDMX, a través de mercados establecidos y comercio informal.
Su bandera inicial fue proteger a comerciantes de Tepito y del centro de la ciudad de las bandas de extorsionadores.
(Reportaje de Daniel Blancas Madrigal para La Crónica)