Voces del Periodista Diario

De cumbre en cumbre

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Veintitrés años después, hoy nuevamente en Veracruz -por donde penetró la Conquista de México-, con la ausencia de los jefes de Estado de Brasil, Venezuela (con México, las mayores economías de América Latina), Argentina, Bolivia y Cuba, están reunidos los titulares de gobiernos iberoamericanos.

Ayer, en la puesta en marcha de la Cumbre, el presidente de Ecuador, Rafael Correa preguntó a la asamblea: ¿Quién manda en una sociedad? ¿Las élites o las mayorías? Y él mismo respondió: La pobreza de América Latina es producto de la inequidad, donde pocos detentan todo.

Recapitulando el recorrido de más de dos décadas de Cumbres, puede decirse que dos grandes ausentes en el foro, son el dimitente rey Juan Carlos y el extinto Hugo Chávez. En uno de esos encuentros, Juan Carlos interpeló al líder de la Revolución Bolivariana, ¿por qué no te callas? Es que Chávez había dicho alguna vez: Los gobernantes andamos de cumbre en cumbre. Nuestros pueblos andan de abismo en abismo. ¿Alguien quiere desmentirlo?

A golpes de simulaciones y mentiras en la operación de los sistemas político y económico, se ha devaluado, casi nulificado en el mundo, el poder mágico de la palabra. El ciudadano equis ya no se deja seducir por el canto de las sirenas.

La salvaje globalización de la economía ha catalizado el malestar y la resistencia, ya no sólo en los pueblos colonizados, sino en el seno mismo de las sociedades opulentas que se ostentaban como Primer Mundo.

Para esos rapaces usufructuarios del Primer Mundo, el resto era Tercer Mundo: Se les codificó, primero, como países subdesarrollados. Para acreditar el supuesto éxito de la globalización, se empezó a utilizar el eufemismo: Países en vías de desarrollo o economías emergentes.

En noviembre de 1989, cayó el Muro de Berlín, levantado años antes por la República Democrática Alemana como Muro de Protección Antifascista. Se perfilaron entonces los Estados Unidos como potencia unipolar.

Al año siguiente, el monarca español Juan Carlos y el presidente de gobierno Felipe González, concertados con la presidencia mexicana de Carlos Salinas de Gortari, convocaron y organizaron la Primera Cumbre Iberoamericana, eligiendo como sede la Ciudad de Guadalajara (18/19 de julio de 1991).

Aunque la convocatoria se dirigió originalmente a los gobiernos de países de habla hispana, los de habla portuguesa (Brasil y Portugal) reclamaron su sitio en la Cumbre tapatía. Asistieron a Guadalajara 22 jefes de Gobierno y de Estado.

El leitmotiv del encuentro, serían los 500 años del descubrimiento de América. El genial pintor oaxaqueño Rufino Tamayo tuvo a cargo el logo-lema del evento: Fuego nuevo, fue su mensaje pictórico.

Sin desmerecer la investidura y la participación del resto de los líderes reunidos, ha de subrayarse que el Comandante de la Revolución Cubana, Fidel Castro, sobrepuso su presencia escénica y su discurso político-ideológico.

En Guadalajara, el Comandante Fidel denunció que desde que la mayoría de América Latina alcanzó su independencia, 200 años después, “hemos sido divididos, agredidos, amputados, intervenidos, subdesarrollados y saqueados”.

Convertido a oro físico el total del valor de las divisas convertibles netas que salen de América Latina cada año, es superior al de todo el oro y la plata que España y Portugal extrajeron durante casi 300 años”, dijo Fidel y documentó:

La deuda externa de los países de AL sigue siendo superior a 400 mil millones de dólares, a pesar de que la región ha realizado transferencia de recursos hacia el exterior por valor de 224 mil millones de dólares en solo ocho años. Era 1991. Para entonces, la ONU declaraba la de los ochenta como una década perdida.

 

Voces del Director

Mouris Salloum George

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