Voces del Periodista Diario

Día Mundial de la Biodiversidad… en el páramo

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

 

Del anecdotario mexicano, rescatamos una pieza que no tiene desperdicio: Cuando al viejo dictador Porfirio Díaz se “le iba el avión” y preguntaba la hora, no faltaba el chalán que le respondiera: La que usted guste, señor Presidente.

Los tiempos modernos todo lo cambian: Ahora, El preciso pregunta qué día es hoy: Su secretario particular lo ilustra: El Día Internacional contra el Cáncer, el Día Mundial del Migrante, el Día Internacional de la Mujer,  el Día Mundial de la Alimentación, etcétera. Se monta la agenda, y a soltar la lengua de madera.

Ayer fue el Día Mundial de la Biodiversidad, consagrado por la ONU a proteger la Tierra, la flora y la fauna; la cultura y la historia, en su caso, de los pueblos originarios.

Fauna de acompañamiento

En México, tenemos fauna de acompañamiento rigurosamente protegida: Por ejemplo, la del Tucán. El Tucán es el símbolo del Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM), que suele volar de bosque  en bosque, según la temporada y la sabrosa pitanza que se le ofrezca.

Hay otras especies mexicanas que no gozan de la misma suerte: La alondra, el sinsonte, el quetzal, el cóndor californiano, algunas variedades de águila y loro; el limpiador zopilote, y el sabroso guajolote silvestre. La iluminante guacamaya. Están clasificados como especies en peligro de extinción.

En peligro de extinción están también el lobo gris mexicano, el jaguar, el ocelote, la vaquita marina, el tapir; algunas variedades de tortuga-caguama y hasta el perrillo llanero solitario, etcétera.

Esas especies dan canto, plumaje, ornato, carne y abrigo.

Es tal la indefensión de las especies animales, que Vicente Fox tuvo la ocurrencia de mutilar el águila emblemática de México. En el sexenio del guanajuatense, se le conoció simplemente como El águila mocha.

La política de tierra arrasada

Ayer, fue Día Mundial de la Biodiversidad. No faltaba más: Ahora sí, tendremos como timbre de orgullo universal nuestro cuidado del Medio Ambiente.

En lo poco que acertó el discurso de ayer, fue en recordar que México es número uno mundial en especies reptiles. Reptan, sobre todo, en la política.

Se hizo disimulo, sin embargo, en un fenómeno alentado por el propio gobierno y su Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).  

Las concesiones, permisos, licencias, declaraciones de impactos ambientales a particulares, son una Patente de corso para ejecutar una acción de tierra arrasada que no respeta al ser humano, ríos, arroyos, selvas, bosques, centros ceremoniales, reservas ecológicas, parques nacionales, santuarios de diversas especies, y variedades de granos y frutos que son base de la alimentación de grandes comunidades.

Los primeros y más feroces depredadores, son los concesionados corporativos trasnacionales de la minería, del petróleo, la electricidad. Algunas de esas empresas extranjeras no paran en escrúpulos para contratar bandas de sicarios con la consigna de exterminar en zonas rurales a las poblaciones que enfrentan resistencia contra la destrucción y el saqueo.   

En la devastación, el agua pasó de ser un recurso de primera necesidad, de vida, para convertirse en mercancía de lujo hasta en los barrios de los suburbios metropolitanos, adonde no llega ni el suministro por tandeo.

Pero ayer fue el Día Mundial de la Biodiversidad y elevamos cantos a la Naturaleza, que un día en México servirá a los pintores para plasmar estampas de la naturaleza muerta; del páramo… sin Pedro. Es cuanto.

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