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Graco Ramírez: Aquí nomás mis chicharrones truenan

Abraham García IbarraEl lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

A Tomás Garrido Canabal se le puede retratar con las dos caras de Jano. Revolucionario desde sus mocedades, durante sus periodos como gobernador de Tabasco abrazó el  radicalismo de izquierda, dando impulso al movimiento obrero y las ligas campesinas, e incorporando a la lucha política a los jóvenes y las mujeres.

En el reverso, por su implacable militancia en el anticlericalismo, los cristeros le asestaron a Garrido Canabal la rencarnación del Anticristo.

Desde sus andanzas estudiantiles, Graco Ramírez Garrido Abreu solía presumir los genes del amado-odiado militar chiapaneco. En sus primeros arrimos a los partidos de tendencia progresista, de los que levantaba entusiasta sus pendones,  Graco hacía alarde de su linaje garridista.

Cuando, con su naturaleza de tránsfuga afiliado ya al Partido de la Revolución Democrática (PRD) dejó la Ciudad de México para domiciliarse en Cuernavaca, todavía tenía arrebatos de demócrata opositor a los gobiernos priistas pero, en la sucesión, contemporizó con los mandatarios del PAN.

Tabasqueño-defeño,  a su conveniencia asumió la identidad de morelense. Así llegó hace cinco años a la gubernatura de Morelos: Se despintó el rojo de Garrido Canabal y se quedó con amarillo bilis, peste que suele atacar a los carneros, animal rumiante de cuernos oblicuos y arrugados, variante de las cabras con las que se representa a satanás.

“Está preparado” para ser Presidente de México

De don Tomás, a Graco le quedaron sólo los instintos tiránicos. Pretende ahora ser Presidente de México pero, por la larga cola que arrastra, se propone cuidar su retirada de Cuernavaca, dejándole el despacho a su hijastro Rodrigo Gayosso.

Gayosso es, en la Ciudad de México, una agencia de servicios funerarios. Graco no los requiere: En Tetelcingo y Jojutla opera sus propios cementerios clandestinos de donde se han exhumado  en meses recientes más de 200 cadáveres.

Feroz cacería contra el rector Vera y su esposa

Para  los que escapan de las inhumaciones ilegales, Graco tiene la opción de las prisiones. Ahí quiere refundir a sus detractores. Cuenta para ello no sólo con mando único policiaco. También con “justicieros” de consigna: El fiscal Juan Salazar Núñez y el juez “de control de juicios orales”, Isidoro Edie Sandoval.

A tan dóciles lacayos, Graco les ha encomendado la feroz persecución del rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Alejandro Vera Jiménez y de su esposa María Elena Ávila. Con sus manos rechinando de limpias, el gobernador los acusa de enriquecimiento ilícito.

Los perseguidos temen por su vida. No les falta razón: Durante lo que va del sexenio de Graco, se han reportado los asesinatos de al menos 100 estudiantes y trabajadores de la UAEM. Cuatro de ellos, hace un año, alumnos de la Preparatoria de Jojutla.

Detrás de la represión contra Vera Jiménez, esta el supuesto de que algunas representaciones sociales y políticas, entre ellas el Frente Amplio Morelense, considerarían al rector como una opción para la sucesión gubernamental en 2018.

La justicia federal, último recurso

Con la eventual captura y enjuiciamiento de Vera Jiménez, Graco pretende matar dos pájaros de un solo tiro: Eliminaría “a la mala” un adversario político inconveniente y se apoderaría de la rectoría de la UAEM.

La nómina de “indeseables” de Graco incluye a legisladores militantes del propio PRD. Están dirigentes sociales del campesinado morelense. Las “piezas mayores”, sin embargo, son el Obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro y el poeta y activista Javier Sicilia, animador del Movimiento Paz con Justicia y Dignidad.

El domingo pasado se movilizó la comunidad universitaria en defensa de los perseguidos políticos por los que abogan también el obispo de Saltillo, Raúl Vera y el sacerdote defensor de los Derechos Humanos Alejandro Solalinde.

Pero el obtuso tabasqueño no escucha, no entiende. La suerte del rector Vera Jiménez y su esposa ha quedado temporalmente en manos del Juzgado de Distrito con sede en Cuernavaca, que ha otorgado, en principio, la suspensión provisional en recurso de amparo que está en espera de la suspensión definitiva.

Es una protección precaria, a decir verdad. Lo deducimos de recientes actuaciones de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que han ordenado destitución y consignación de dos delegados del PRD en la Ciudad de México. La causal: Desacato a mandato judicial. Conducta distintiva de gente como Graco, hecho en la cultura de aquí nomas mis chicharrones truenan. Es cuanto.

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