La Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ya cuenta con capacidad para cultivar, en 20 días, hasta dos metros de piel humana, viva, desarrollada en laboratorio a partir de un centímetro cuadrado de piel saludable. El método universitario se ha perfeccionado desde que se dio a conocer por primera vez en el año 2009 y ya ha beneficiado a miles de pacientes que sufrieron quemaduras.
El proceso de la Facultad de Medicina ya ha entregado tejido saludable a pacientes internados en diferentes hospitales de la República como el Hospital General de México, el Hospital Infantil de Tacubaya y los hospitales para personas quemadas de Sonora, Guerrero, Estado de México, entre otras entidades. En estos años se ha buscado mantener este trabajo dentro del ámbito universitario para poder proveer este material a bajo costo, informó el doctor Andrés Castell Rodríguez, cofundador de este proyecto y experto en las células de la piel que tienen funciones autoinmunes, conocida como células Langerhans.
“Nosotros queremos que sea dentro de la Universidad donde se desarrolle este tipo de tejidos, porque es la UNAM la que nos permite trabajar para todo el país; desde aquí podemos hacer una labor social al dar los tejidos a personas con bajos recursos, y seguir siendo el sitio donde se concentren aportaciones gubernamentales y privadas que permitan cobrar de acuerdo con las posibilidades de pago de cada quien”, dice Castell, quien fue el primer científico del mundo en verificar la presencia de células inmunes, parecidas a las Langerhans, en anfibios.
A través del mismo campo del conocimiento, llamado ingeniería de tejidos, en los laboratorios de la Facultad de Medicina se ha desarrollado nuevas líneas de trabajo como la producción de hueso o material óseo que se han probado en pacientes con algún grado de la enfermedad degenerativa osteoartritis.
Cuatro son los investigadores pioneros del grupo mexicano que desarrolló piel en laboratorio: Andrés Castell, Miguel Herrera, Judith Álvarez y Beatriz Hernández.
Funciones de la piel
En términos de salud, la piel tiene cinco funciones muy importantes que permiten a las personas vivir más años y con mejor calidad de vida: protege al organismo contra agresiones físicas y químicas; alberga un sistema inmunológico muy capaz; mantiene en equilibrio el agua y regula la temperatura interna del cuerpo, y es fundamental para el sistema sensorial.
Todas estas funciones son realizadas por un conjunto heterogéneo de células especializadas; algunas se dedican a tejer fibras, otras que funcionan como glándulas de sudor, unas más son parte de un sistema de defensas contra microorganismos o toxinas y hay algunas que nada más dan color a la piel.
Agrupar y organizar todas estas células en laboratorio es lo que consiguió la UNAM. La elaboración de piel en laboratorio no es tan sencilla como clonar células madre, prender y apagar algunos interruptores genéticos y dejar que se multipliquen esas células hasta obtener metros de tejido o cubetas de células diferenciadas.
“Nuestro trabajo tiene un fuerte componente de ingeniería celular. Primero nos apoyamos en una especie de armazón o molde. A partir de ahí empezamos a trabajar en las dos capas para darles una estructura adecuada y organizarla por dentro de tal manera que tengamos un símil de lo que ocurre de manera natural en el cuerpo humano. Juntamos tres cosas: el andamio, las células para los tejidos y los factores de crecimiento, para que las células puedan montarse, organizarse y adquirir una estructura sólida”, explica Castell.
Las primeras investigaciones en este equipo se concentraron en ayudar a que células madre se diferenciaran en células especializadas en tejer fibras. Años después se enfocaron en el trabajo de células de la piel que producen pelo o que son sudoríparas, así como las células con características de hueso.
(Nota de Antimio Cruz para La Crónica)