Voces del Periodista Diario

Magistrados electorales federales, en la estacada

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

Para efectos declamatorios sobre nuestra ejemplar democracia, la electoral es una función de Estado, a decir del prometedor artículo 41 de la Ley de leyes.

La operación administrativa de esa “función de Estado”, corresponde al Instituto Nacional Electoral (INE), teóricamente autónomo.

La fase jurisdiccional de esa “función de Estadotoca al Tribunal Electoral, situado en la estructura del Poder Judicial de la Federación. Según se sabe, sus sentencias son definitivas e inatacables: No hay más allá.

Hace 20 años, dicho a modo de ilustración, la Suprema Corte de Justicia de la Nación reclamó su paridad política con los poderes Ejecutivo y Legislativo, de lo que se colige acredita su independencia como Tribunal Constitucional.

Si así dice la Constitución federal, se supondría que así debe ser.

Independencia e imparcialidad

De ser así, consejeros y magistrados electorales federales -que al asumir protestan velar por la Constitución y las leyes que de ella emanen- comparten una declaración de principios común.

Para el ejercicio de su “función de Estado”, esos funcionarios -que son nombrados por la Cámara de Diputados y en su caso por el Senado- deben observar cinco principios rectores. Subrayamos dos: Independencia e imparcialidad.

Tenemos a la vista algunos ensayos académicos que tienen como materia la multicitada “función de Estado”. Uno de ellos, con el sello editorial de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, escruta y cuestiona la conducta de los magistrados electorales federales en la sucesión presidencial de 2006.

Sobre la sucesión presidencial de 2000, otro ensayo lo firman los ahora consejeros electorales federales, Lorenzo Córdova Vianello y Ciro Murayama. Analizaron el tema del financiamiento a partidos y campañas, a la luz del Pemexgate, del PRI, y Amigos de Fox, del PAN.

Siguiendo los principios rectores a los que debe ceñirse la “función de Estado”, nos parece que los autores de aquellas investigaciones fueron leales a los de independencia y objetividad.

Alfredo del Mazo Maza, bajo palio en Los Pinos

En no pocas ocasiones, hemos registrado declaraciones de consejeros electorales federales que reconocen la mengua en la credibilidad y la baja de confianza en el órgano electoral en su transito del IFE al INE.

Los magistrados electorales federales, en cambio, suelen ser más autocomplacientes.

Desde hace poco más seis años, en ocasión de una denuncia del PAN contra el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, los magistrados electorales federales fueron exhibidos públicamente como poco “independientes” e “imparciales”.

Esa fama pública no ha variado hasta la fecha. La cuestión es que los beligerantes electorales, una vez que el Tribunal Electoral federal dicta sus sentencias “definitivas e inatacables”, no tienen otra instancia a la que puedan recurrir, salvo a alguna institución multinacional de Derechos Humanos, cuyas recomendaciones al Estado mexicano terminan como las llamadas a misa.

¿Es políticamente admisible, desde el punto de vista de la “autonomía” del INE y de la “independencia” del Tribunal electoral federal, que otro poder, como el Ejecutivo (al que no le corresponde legalmente la “función de Estado” a la que nos hemos referido repetidamente), reconozca de facto resultados electorales no sentenciados en definitiva?

Viene al caso esa duda razonable porque, particularmente los resultados de las elecciones de gobernador en el estado de México, no han sido sancionados por los magistrados electorales federales. No son, pues, cosa juzgada.

Sin embargo, ayer, Enrique Peña Nieto pareció tirar línea desde Los Pinos al recibir con reflectores y fanfarrias a su paisano y pariente, el mexiquense Alfredo del Mazo Maza, que de la residencia presidencial salió entusiasta a Toluca a hacer aprestos para tomar posesión dentro de un mes.

Existía, en el viejo régimen, un cuidadoso y delicado estilo de hacer política. Cuidar las formas, se decía. El sabio don Jesús Reyes Heroles, ex líder del PRI y ex secretario de Gobernación, gestor de la gran Reforma Política 1977-1978, avisó: La forma es fondo, como para recordar que, la mujer del César, no sólo debe ser honesta, sino parecerlo.

Los magistrados electorales federales, en el caso del estado de México, quedaron en la estacada. Es cuanto.

Articulos relacionados

Entrevista con la especialista Dra. Elena Jeannetti Dávila

Editor Web

AMLO MAGNIFICA Y SE APROPIA DEL VERBO “CANTINFLEAR”

¡¿DÍA DE MUERTOS O HALLOWEENJ?!