México es uno de los peores países del mundo para ser periodista hoy. Al menos 104 periodistas han sido asesinados en este país desde el año 2000, mientras que otros 25 han desaparecido y se presumen muertos.
De acuerdo a un artículo del New York Times, México se encuentra en la lista de los lugares más mortíferos del mundo para ser reportero. El año pasado, 11 periodistas mexicanos fueron asesinados, la cifra más alta del país en este siglo, habiendo pocas esperanzas de que el 2017 sea mejor.
Marzo fue el peor mes registrado para México, según “Artículo 19”, un grupo que rastrea los crímenes contra periodistas en todo el mundo. Por lo menos siete periodistas fueron abatidos a través del país el mes pasado. Tres de ellos murieron a manos de hombres armados que desaparecieron sin dejar rastro.
Las razones de tales asesinatos son variadas: asesinos de cárteles molestos por la cobertura agresiva, funcionarios públicos corruptos que apuntan a los críticos para silenciarlos, violencia al azar e incluso reporteros que se cruzan en los mundos criminales que cubren.
Pero de acuerdo a datos del gobierno, los funcionarios públicos como alcaldes y policías han amenazado a los periodistas con más frecuencia que los carteles de la droga, los delincuentes menores o cualquier otra persona en los últimos años, poniendo en peligro las investigaciones y planteando interrogantes sobre el compromiso del gobierno de exponer a los culpables.
Los casos incluyen a periodistas torturados o asesinados a petición de alcaldes, reporteros golpeados por hombres armados en sus redacciones por orden de funcionarios locales y policías que amenazan con matar a periodistas por cubrir las noticias.
Pero de los más de 800 casos graves de hostigamiento, agresión u homicidio cometidos contra periodistas en los últimos seis años, la oficina federal creada para enjuiciar los crímenes contra la libertad de expresión ha condenado a sospechosos en sólo dos.
“No es que no puedan resolver estos casos, es que ellos no quieren o no tienen permiso”, dijo un alto funcionario que habló bajo condición de anonimato por temor a represalias por parte del gobierno.
“Esta es una cuestión política. Los periodistas muertos parecen malos para el gobierno, pero es aún peor si se les descubre que mueren como resultado de su trabajo”.
El gobierno rechaza las críticas, señalando que ha aprobado leyes para proteger a los periodistas, dándoles botones de pánico, equipos de vigilancia e incluso guardias armados si la amenaza es lo suficientemente severa.
A pesar de ello, México continúa siendo un país donde el 98 % de los asesinatos quedan sin resolver. A los ojos de muchos periodistas mexicanos, la delincuencia, la corrupción y la indiferencia están matando la promesa básica de una prensa libre, y con ella un pilar central de la democracia nacional.
Incluso, la organización “Reporteros Sin Fronteras” dio a conocer en su informe que “en los estados de Veracruz, Guerrero, Michoacán y Tamaulipas, es extremadamente peligroso para los periodistas cubrir noticias sensibles y la impunidad para los crímenes contra los medios alimenta un círculo vicioso que se alimenta año tras año”.
“En términos del riesgo para los periodistas, México está ahora solo detrás de Siria y Afganistán”, destacó.
(Nota de El Sol de México)