Hay cosas que en nuestro país ya se ven como eternas, que llegaron para quedarse. El dedazo elector, el atole con el dedo, el minisalario mínimo, y el aguanta tantito mientras pasa la crisis.
Y los gobiernos de todos tipos: capitalinos, de los estados, de los municipios, siempre ven en sus estadísticas que el crimen va disminuyendo, pero así no lo ve el ciudadano de a pie, el que se traslada cotidianamente de su casa a su trabajo y que se rompe diariamente el lomo. ¿O no?