Voces del Director
Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George (*)
Desde semanas previas, durante la celebración de la XXII Asamblea Nacional del PRI y en los días siguientes de su realización, se ha observado un fenómeno irregular, por decir lo menos, que plantea la interrogante sobre qué pasa con la Política de Comunicación del Estado.
La publicidad institucional, por ejemplo, de promoción del penúltimo informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto se expresa dentro de los cauces de la normatividad oficial establecida, con independencia de sus resultados.
En otro caso, el arranque de las rondas de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) tiene como portavoces a los jefes de la delegación mexicana a los que incumbe la difusión de la marcha de ese proceso, si bien sus declaraciones son reactivas según el son que toque el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump.
Los presidenciables, como manada acéfala
Hasta ahí vamos bien. Pero el fenómeno al que nos referimos se manifiesta en la compulsión mediática de algunos miembros del gabinete presidencial que, a la primera provocación, sueltan su lengua de madera para opinar, que no informar, sobre todos los tópicos del momento aunque no estén directamente en el ámbito de su competencia.
Se trata de lo que, en la jerga periodística, se tipifica como entrevistas banqueteras que dan pasto, sobre todo, a la exigencia de instantaneidad de las barras noticiosas de los medios electrónicos.
En ese espectáculo son protagonistas especialmente secretarios encargados de despacho que, después de la XXII Asamblea Nacional del PRI, son listados como presidenciables para 2018.
La sensación de vacío de poder
La configuración de esa Torre de Babel da indicios de que la unidad de mando en el Poder Ejecutivo federal se ha roto en las cadenas de disciplina y subordinación, si nos atenemos a la prescripción constitucional que señala que “el ejercicio del Supremo Poder ejecutivo de la Unión”, se deposita en un solo individuo: El Presidente.
De lo anterior sigue que el fenómeno comentado da pie a que algunos agentes de la opinión pública especulen sobre lo que en la política se codifica como vacío de poder.
Aun en circunstancias de conflicto en una sucesión presidencial, los ex presidentes de la República se sometieron a la regla no escrita de que el mandatario en turno merece el respeto de sus antecesores. Hasta por mera cortesía.
Esa conducta se certificó con el freno al Maximato de Plutarco Elías Calles y en lo sucesivo se salió al paso a las pretensiones de minimaximatos.
Después de la crisis circunstancial, por motivos bien conocidos, entre Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, ambos ex presidentes priistas han adoptado un comportamiento institucional de cara al Presidente en turno.
Fox y Calderón, como chivos en cristalería
No lo han hecho los ex presidentes panistas Vicente Fox y Felipe Calderón. Apenas entregada la banda presidencial, el guanajuatense pretendía que se le siguiera dando el trato “de Presidente”, según él, “como en los Estados Unidos”.
Durante el mandato de Peña Nieto, tanto Fox como Calderón han tratado de constituirse en factores de decisión política en la agenda del mexiquense.
Desplazados en lo interno de toda influencia política, Fox y Calderón han irrumpido en uno de los terrenos más delicados: La Política Exterior.
Calderón se ha asociado a ex presidentes latinoamericanos, particularmente con Álvaro Uribe Vélez, implicado en la intención de dinamitar el proceso de paz que permitió sentar en la mesa de negociaciones a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Calderón y Fox, cada uno por su lado pero bajo un denominador común, se han convertido en agentes animadores de las tentativas golpistas contra el gobierno bolivariano de Venezuela, que han entrado en la categoría de máxima tensión con las amenazas de Trump de invadir militarmente aquel país.
Con su vocación de chivo en cristalería, Fox galopó en pantallas televisivas que dan espacio a sus disparates, expectorando diatribas contra Trump desde que hacía su campaña rumbo a la Casa Blanca.
Presa de su descontrol mental, Fox cambió su libreto para enfocar su insidia contra el presidente venezolano Nicolás Maduro.
De Fox a Maduro: Vas a salir en un ataúd
Fox ha llegado al límite permisible: En reciente foro, Fox advirtió a Maduro que, o es derrocado, o tiene que renunciar, si no quieres salir de Venezuela en un cajón. Obviamente, se refirió a un ataúd.
Es llegada la hora de que los ex presidentes nombrados, que dicen vivir con privaciones con los excesivos montos de las pensiones que se les pagan con cargo a los contribuyentes, sean llamados al orden.
La sombra de José María Aznar
No actúan, esos ex presidentes panistas, bajo el legítimo derecho a la Libertad de Expresión; esto es una coartada inadmisible. Operan bajo las consignas de trasnacionales políticas injerencistas, como la dirigida por el ex presidente del gobierno español, José María Aznar, quien tripula su propia fundación para tratar de imponer una concepción de gobierno a las repúblicas latinoamericanas.
Se debe exorcizar, aquí y ahora, en plena sucesión presidencial, el supuesto de que México pasa por un vacío de poder. Darle espacio a las pretensiones de minimaximatos no es más que incitar al caos. No está el horno para bollos.
(*) Director General del Club de Periodistas de México