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Eminencia de la diplomacia rusa da clave de las relación Rusia-EEUU

RUSIA, (Sputnik), 5 de enero de 2018.- La experiencia de algunos políticos y diplomáticos es a menudo de gran ayuda para aclarar algunos aspectos de la agenda política internacional. La de Andranik Migranyán, profesor del reputado Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO), exmiembro del Consejo presidencial y consejero del Parlamento ruso, es un ejemplo de ello.

La revista The National Interest tuvo la oportunidad de repasar con el experto la agenda bilateral de EEUU y de Rusia. Sputnik le ofrece un resumen en exclusiva de la entrevista, disponible en inglés en la página web del medio.

La brecha ucraniana

Según Migranyán, el Gobierno ruso responderá con contundencia al suministro de armas letales estadounidenses a Ucrania. Las primeras reacciones de la Cancillería rusa sobre los planes de la Casa Blanca ya han sido “extremadamente negativas” y todo apunta a que las tensiones irán en aumento.

La consecuencia principal será una escalada casi garantizada del conflicto que, hasta ahora, existía entre Kiev y las dos repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk, “a pesar de que se ha acusado a Rusia de participar en la desestabilización de Ucrania”.

Ahora, la Administración Trump está cruzando una línea roja que ni siquiera su antecesor, Barack Obama, “muy anti-Rusia y anti-Putin hacia el final de su mandato”, se atrevió a cruzar.

“Sabemos lo que implica suministrar armas letales. Luego vendrán los asesores y los instructores. Y luego participarán en operaciones militares porque tendrán que enseñar a los ucranianos a usarlas“, advierte el experto.

Ante este escenario, “Rusia podría verse obligada a anunciar su participación directa en los asuntos ucranianos” para contrarrestar la ayuda que EEUU brindará a los nacionalistas y a los extremistas apoyados por Kiev, señala el politólogo, que recuerda que “para Rusia, Ucrania es un tema existencial” y Moscú hará todo lo esté en sus manos para “evitar que el país se convierta en un poder antirruso con tropas y bases estadounidenses o de la OTAN en su territorio”.

Si se consuma el envío de armas letales, Rusia podrá alegar que el conflicto ya no es solo un tema interno de Ucrania y que en realidad se trata de una guerra por la influencia de EEUU y la OTAN en la región. Hasta ahora en Europa y en EEUU no han dudado a la hora de afirmar que Rusia está implicada en el conflicto ucraniano, pero en el futuro Moscú podría anunciar abiertamente que toma parte en él argumentando que se trata de una agresión externa, sostiene el experto.

El asalto estadounidense a Irán

La postura de Rusia sobre las protestas iraníes es clara: la injerencia externa es inadmisible, sostiene Migranyán. Moscú no respaldará las declaraciones de Donald Trump y de otros altos cargos de EEUU apoyando a los manifestantes.

Por otro lado, “Washington no tiene muchas posibilidades de influir en Irán porque su sociedad es muy hermética”. La Casa Blanca carece de herramientas para ejercer presión sobre el país persa y un cambio de poder es poco probable, según Migranyán.

No obstante, como todavía no está clara la estrategia de Washington, Moscú está pendiente de las declaraciones y de los pasos que se van dando desde EEUU.

La mítica ‘injerencia rusa’ en las presidenciales estadounidenses

El profesor ruso expuso también la postura de Rusia y de los propios rusos sobre la supuesta injerencia del Kremlin en las presidenciales estadounidenses de 2016.

“Rusia ha exigido en reiteradas ocasiones pruebas sólidas de la presunta injerencia. No las ha obtenido. Y la explicación, desde el punto de vista ruso, es absurda: que si los servicios secretos de EEUU lo están investigando, que si pueden o no explicar esto o aquello, que si no pueden revelar sus fuentes…”, se lamenta el experto.

En Rusia ese tipo de explicaciones resultan “muy confusas” y “no logran convencer a nadie en el país”, añade.

Para los rusos, ejercer tanta influencia en el país más poderoso del mundo es motivo de orgullo, ironiza Migranyán, pero “lo vemos como un sainete”. Todo el ruido mediático, la larguísima investigación, la guerra por las noticias falsas… Ignoran que “nada tiene sentido”, dice.

El politólogo ruso, no obstante, propuso por un momento imaginar que realmente fue una potencia exterior la que reveló a los estadounidenses los secretos de Hillary Clinton y de otros altos cargos del Partido Demócrata.

“[Si hipotéticamente] se ofreció al pueblo de EEUU información sobre sus líderes. (…) Si hubiera sido Rusia la responsable —una acusación que nadie puede probar—, tendrían que darle las gracias”, apunta.

En cuanto al desarrollo de la crisis siria, el profesor destacó que, tras la victoria sobre los extremistas, Damasco “tiene todo el derecho” de querer fuera de su país a EEUU y a Turquía, que carecen de cualquier legitimidad para permanecer en su territorio.

Por otro lado, es poco probable que Rusia esté interesada en un enfrentamiento directo: “Moscú está muy satisfecha con los resultados que ha alcanzado en Siria”, así como con su influencia en la región y sus logros en materia de cooperación con actores regionales de la talla de Irán, Turquía y Arabia Saudí.

Rusia sí es ‘revisionista’

La nueva estrategia de seguridad nacional de EEUU ha sido generosa con Rusia, bromea el politólogo: “Obama puso a Moscú al mismo nivel de amenazas como el ébola y Daesh (grupo terrorista proscrito en Rusia) y Trump equiparó a Rusia con China y definió a ambos países como ‘potencias revisionistas'”.

De hecho, no hay nada negativo en este término: Rusia y China son realmente revisionistas. “No están conformes con la situación generada por la caída de la URSS ni con que EEUU se haya convertido en la única superpotencia”, advierte.

Al reescribir las reglas del juego del orden mundial, Washington “decidió ponerse por encima del derecho internacional y de los organismos internacionales. Tomó decisiones unilaterales sin tener en cuenta los intereses de los demás —fuesen o no sus aliados—”.

“Eso se ha acabado. El mundo está cambiando. EEUU va perdiendo influencia mientras que la de otros países va en aumento. Es una nueva realidad y alguien tiene que aceptarlo. Puede ser Washington o puede ser el resto de países. Ya veremos. Es un proceso largo”, razona.

Posibles cambios en la política exterior

Tras las presidenciales rusas de 2018 no habrá cambios significativos en la política exterior del país, opina el experto.

“En 2012, Vladímir Putin estaba dispuesto a entablar una cooperación muy estrecha con Barack Obama. No pudo ser y EEUU no aprovechó esa oportunidad. Después de Libia, la Primavera Árabe, Siria y, por supuesto, Ucrania, las relaciones cayeron en picado”, lamenta Migranyán.

Para el profesor, hay una serie de cuestiones que no pueden ser negociadas.

“Ucrania y Crimea no son negociables. Corea del Norte, sí. Irán, de una manera muy limitada, ya que Rusia ayudó a firmar el acuerdo nuclear y está en contra de un cambio de Gobierno. No habrá giros considerables en la política exterior rusa [tras las elecciones]”, concluyó.

VP/Internacional/GR

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