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Fiscal Sessions, en serios problemas por escándalo ‘Rusiagate’; lo acusan de perjurio

El procurador general de Estados Unidos, Jeff Sessions, se vio obligado ayer a inhibirse en todas las investigaciones sobre la presunta injerencia rusa en las pasadas elecciones, luego de que el diario The Washington Post confirmase que se vio durante la campaña electoral con el embajador ruso en Washington, Serguei Kislyak.

“He decidido inhibirme de cualquier investigación existente o futura sobre cualquier asunto relacionado de alguna manera con las campañas del presidente de Estados Unidos”, declaró con gesto serio a la prensa, pese a que horas antes el presidente Donald Trump le había dado su “total respaldo”.

Sus declaraciones se produjeron después de que los demócratas del Congreso y varios legisladores republicanos pidieran a Sessions que se inhibiera de unas investigaciones que podrían implicarlo directamente.

Lo que más polémica ha generado es que Sessions no reveló sus conversaciones con el embajador ruso durante una audiencia en el comité judicial del Senado para ser confirmado como fiscal general y en la que el senador Al Franken le preguntó si alguien de la campaña de Trump se había comunicado con el Kremlin.

“No tengo conocimiento de ninguna de esas actividades. No he tenido comunicaciones con los rusos”, dijo entonces Sessions.

 

“Delito de perjurio”

La líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, acusó a Sessions de cometer el delito de perjurio al haber “mentido bajo juramento” y algunos legisladores pidieron al director del FBI, James Comey, que abra una investigación criminal contra Sessions.

En su defensa, Sessions dijo que “los comentarios que hice al comité del Senado, que se han dicho que son falsos, permítanme ser claro. Nunca tuve reuniones con agentes rusos o intermediarios rusos sobre la campaña de Trump”.

 

“Debería dimitir”

Las declaraciones de Sessions no contentaron a los demócratas, cuyo líder en el Senado, Chuck Schumer, pidió la dimisión de Sessions y solicitó un fiscal independiente para investigar los supuestos nexos entre el presidente y el Kremlin.

“Por el bien del país, el fiscal general Sessions debería dimitir. Las revelaciones que conocimos la pasada noche son especialmente problemáticas”, aseguró.

 

Golpe a Trump

La renuncia de Sessions es un nuevo golpe para Trump, que ve cómo se acerca cada vez más el escándalo a la Casa Blanca.

Hace tres semanas, una conversación con el embajador Kislyak le costó el puesto al consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn.

 

El radical que simpatizaba con el Ku Klux Klan

El todavía procurador general de Estados Unidos, Jeff Sessions, cuenta con el total respaldo del presidente Donald Trump, pese a que no arrastra sólo el escándalo de sus conversaciones secretas con el embajador ruso, sino que está ligado, desde cuando era senador en la sureña Alabama, al estigma de simpatizar con grupos supremacistas blancos.

Como recuerda la web de El País, a él se le atribuye el desgraciado chiste: “El Ku Kux Klan me parecía bien hasta que supe que fumaban marihuana”. O llamarle “boy” a un asistente negro y recordarle que debía guardar las formas ante los blancos. O considerar “una vergüenza para su raza” a los abogados blancos que defendían a acusados afroestadunidenses. Todo un arsenal que llevó en 1986 al Senado de Estados Unidos a bloquear su nombramiento como juez federal. Un rechazo que en 50 años sólo había ocurrido una vez antes.

Ahora, Sessions se enfrenta a la posibilidad de otro proceso de repudio de consecuencias mucho más graves y que podría acabar arrastrando a su mejor aliado, el presidente Trump.

(Agencias en Washington para La Crónica)

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