Los Países Bajos, la nación que se defiende de la amenaza del mar con muros, decide hoy si levanta con sus votos otro muro, pero éste que frene lo que parece imparable desde la victoria en noviembre de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos: el triunfo en Europa de la derecha populista y antimusulmana.
Una victoria del candidato de la ultraderecha holandesa, Geert Wilders, daría un fuerte impulso a la candidatura de Marine Le Pen en Francia, país que dentro de sólo 40 días acude a las urnas. Y si cae Francia, el país que más atentados yihadistas ha sufrido, Europa, tal como la conocemos, está perdida.
La canciller alemana Angela Merkel, que a finales de año busca la reelección, quedaría sola ante la amenaza en su país de la extrema derecha xenófoba y sin fuerzas para impedir que explote la Unión Europea, poniendo así fin a un bloque que no sólo trajo una prosperidad nunca antes vista al viejo continente, sino que propició décadas de paz entre sus naciones, después de que casi se destruyeran durante las dos guerras mundiales del siglo pasado.
Primero fue el Brexit
Como ya ocurriera hace unos meses en Austria, que se quedó a las puertas de tener su primer presidente de la República de extrema derecha, la esperanza de los partidos holandeses moderados, desde los ecologistas a la derecha liberal del candidato oficialista, el primer ministro Mark Rutte, es que se unan e impidan, con la suma de sus escaños, que Wilders se convierta en primer ministro y forme un gobierno que promete expulsar a los musulmanes, ya que son “potencialmente terroristas”.
El discurso de Wilders es el mismo que usó el inglés Nigel Farage para convencer a los británicos de que la Unión Europea manda sobre ellos y les obliga a aceptar inmigrantes, que roban puestos de trabajo y dispara el crimen, y refugiados musulmanes, entre los que se cuelan terroristas yihadistas. Así ganó el Brexit.
Con idénticos argumentos ganó Trump y hoy podría lograrlo Wilders, aunque con una política antimusulmana mucho más agresiva, porque, el problema del candidato populista va más allá de su desprecio por la raza árabe, a los que recientemente llamó “escoria”, sino que se trata, según él, de una guerra de religiones.
Ayer mismo, en el cierre de campaña, pronunció una frase potencialmente muy peligrosa, ya que podría desencadenar la ira de millones de musulmanes: “Mahoma era un Señor de la guerra y un pedófilo”. No contento con esta afirmación, dijo durante el debate entre los líderes de los trece partidos más importantes que concurrirán a las urnas, que “el islam representa la mayor amenaza para los Países Bajos”. “Nuestro futuro está en juego”, advirtió Wilders, el único candidato que vive protegido 24 horas y sin domicilio fijo por miedo a sufrir un atentado.
La conexión americana… y rusa
No es casualidad que Wilders proclame soflamas como “Holanda para los holandeses” e incluso “Holanda primero”. El candidato que compite el liderazgo en las encuestas al primer ministro Rutte es un declarado admirador de Trump, con el que comparte no sólo su dudoso gusto por una melena rubia oxigenada, sino dinero procedente de un amigo en común, el millonario estadunidense David Horowitz, simpatizante de todas las causas de la extrema derecha de su país, y quien considera a Wilders un “héroe que enfrenta una cruzada” contra el islam.
Por otra parte, la denuncia de los servicios de inteligencia de Holanda de intentos de hackeo procedentes de Rusia, para interferir, como ya hizo en Estados Unidos, en el resultado de las elecciones de hoy, obligó a las autoridades a eliminar las urnas electrónicas y volver al conteo de los votos a mano.
Ronald Pris, un experto en tecnología que ha trabajado en los sistemas de seguridad del Estado, cree que el asalto a Holanda es solo “un ensayo” para las más decisivas elecciones francesas y alemanas.
Detrás de estas maniobras oscuras del Kremlin se esconde el mismo deseo de la Casa Blanca de debilitar o incluso desmantelar la UE y que los nuevos líderes populistas europeos se sumen a una alianza cristiana para defenderse de la amenaza yihadista.
Crisis con Turquía
Para agravar más este “ensayo” de choque de civilizaciones que está buscando Wilders y sus aliados en EU y en Europa, y que podría ser respaldado hoy en las urnas por un número muy alto de holandeses, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan pidió ayer a los millones de inmigrantes musulmanes que viven en Holanda, en Francia y en Alemania que luchen contra el “fascismo” y la “hostilidad al islam” en Europa y que no queden a merced de esos “Estados canallas”.
(Nota de Fran Ruiz para La Crónica)