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Intelectuales paquistaníes lloran a los abogados muertos en Quetta

QUETTA, Pakistán.- Abogados paquistaníes lloraban este martes a sus compañeros fallecidos en un ataque suicida la víspera en la ciudad de Quetta, en el suroeste del país, que se cobró la vida de 70 personas, en su mayoría letrados.
El atentado, que aturdió a la comunidad judicial, subrayó también la preocupación porque los extremistas del país pueden golpear todavía el centro de ciudades y pueblos pese a los anuncios del gobierno de que desmanteló varias redes terroristas.
El colegio de abogados de Pakistán pidió boicotear el funcionamiento de los tribunales en protesta por el ataque. Escuelas y mercados permanecieron cerrados en Quetta como muestra de repulsa por el atentado, que fue reivindicado por una facción escindida de los talibanes paquistaníes, el grupo insurgente Jamaat-ul-Ahrar.
Pakistán desplegó a más policías en el exterior de edificios judiciales. En Islamabad, abogados hicieron fila en el exterior del Tribunal Supremo bajo fuertes medidas de seguridad para ofrecer plegarias funerarias por los asesinados en Quetta, la capital de la provincia de Baluchistan.
En Quetta, el veterano abogado Mohammad Ashraf acudió con colegas de profesión a una zona abierta cerca del edificio judicial, donde durante los descansos solían reunirse con muchos de los asesinados el lunes.
“Quienes no respetaron el hospital y llevaron a cabo el ataque suicida no pueden ser considerados humanos”, dijo Ashraf. “Pedimos al gobierno que persiga y castigue a aquellos que mataron a todos esos abogados inocentes y a las otras personas”.
Otro letrado, Rehmatullah Khan, dijo que echaba de menos a sus amigos y compañeros. “Solíamos sentarnos aquí con ellos (…) ahora no están”.
En un mercado de Quetta, el residente Mohammad Saleem dijo estar todavía en estado de shock. “La gente está preocupada y te preguntan cuánto durará la violencia”, declaró.
El ataque del lunes se produjo cuando un grupo de abogados acudió a un hospital de Quetta al que se había trasladado el cadáver de uno de sus compañeros más conocidos -Bilal Kasi, presidente de la asociación de letrados de la provincia de Baluchistan-. Había sido baleado y abatido unas horas antes.
Un suicida hizo estallar un chaleco explosivo entre los congregados en el centro, y los sobrevivientes describieron más tarde escenas de pánico tras un estallido que destrozó la sala de urgencias.
En un comunicado, Ahsanullah Ahsan, vocero del grupo insurgente Jamaat-ul-Ahrar, dijo que sus combatientes mataron a Kasi y también a docenas de abogados reunidos en el hospital público de la ciudad para despedir a su compañero.
El grupo estuvo detrás de varios ataques perpetrados en el país en los últimos años, incluyendo una bomba en un parque en la ciudad oriental de Lahore el domingo de Pascua que mató a al menos 70 personas.
Pero en lo que fue probablemente un comunicado oportunista, el grupo extremista Estado Islámico reivindicó el lunes por la noche la autoría del ataque de Quetta, aunque nunca hubo reivindicaciones cruzadas en ataques anteriores en Pakistán.
La agencia de noticias Aamaq, afiliada a la milicia radical, dijo en Twitter que un “soldado dispuesto al sacrificio de Estado Islámico” detonó sus explosivos en una reunión de abogados. La nota de EI no menciona el asesinato de Kasi.
El grupo insurgente suní, que tiene frentes abiertos en Irak y Siria, ha logrado también apoyos y seguidores en Pakistán. Algunos miembros de los talibanes del país anunciaron el año pasado que se unían a Estado Islámico, pero hasta el momento la milicia radical no tiene presencia visible en la nación.
(Nota de AP)

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