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Jóvenes ganan más de mil euros diarios por ¡comer!

Hay maneras fáciles de ganarse muy bien la vida, otras que son incluso más fáciles, y luego está lo que hace BJ Patoo. Este joven de 15 años gana más dinero que el 98% de la población mundial por tan solo encender el ordenador, enfocar hacia sí mismo la webcam y ponerse a cenar. Tan solo eso, no hay ni trampa ni cartón: con llevarse unos palillos a la boca recibe unos 1,400 euros cada noche. No es que el mundo se haya vuelto loco: es el fenómeno del mukbang.
El mukbang -o Muk-Bang, un neologismo coreano que fusiona las palabras “comida” y “retransmisión”- nació el año pasado en Corea del Sur y consiste básicamente en colocarse ante una cámara y devorar ingentes cantidades de comida. Al otro lado hay una audiencia de miles de personas que disfrutan viendo a otra persona deglutir. Tanto, que le envían dinero virtual que el glotón luego puede cambiar en moneda de curso legal.
BJ Patoo se hizo conocido en todo el mundo gracias a un vídeo reportaje realizado por Business Insider. Pero no es el más famoso de todos los ‘mukbangers’. Ese mérito recae sobre Benzz, de 27 años de edad y licenciado en Economía. Este joven coreano es capaz de recibir más de 9.200 euros a la semana por sus ‘actuaciones’, que realiza en el salón de su casa, situada en la localidad de Daejeon (150 kilómetros al sur de Seúl).
“Lo que más me gusta en el mundo es comer hasta la saciedad”, asegura este joven, en declaraciones recogidas por un artículo de la Agencia EFE. Benzz tiene más de 1,2 millones de suscriptores en su canal de YouTube. Y muchos de ellos son mujeres que admiran que sea capaz de comer tanto y de estar en buena forma. ¿Su secreto? “Me encanta ir al gimnasio”.
Pero, ¿nos hemos vuelto locos? ¿Cómo alguien puede ser famoso y rico gracias a una acción de lo más rutinaria? Según el profesor Moon Shin-il de la universidad de Myongji, el mukbang se explica como una especie de terapia relajante que ayuda a los espectadores a sentirse saciados por el simple hecho de ver a otros comiendo. Sería la misma base que sostiene hechos como el placer que supone ver un partido de fútbol por la televisión o a un youtuber jugando a un videojuego: el espectador no está disfrutando de la acción, pero encuentra placer al verla.
Además, también entran en juego problemas psicosociales en las audiencias de los que ven los mukbangs: muchos de ellos son jóvenes solitarios que gracias a estos vídeos traban una especie de relación de amistad con los que comen. Al verles tan cercanos, realizando un gesto que pertenece a su identidad, se sienten unidos a ellos. Los espectadores ganan compañía y los emisores ganan una millonada. En resumen: todos ganan.
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(Nota de Yahoo Noticias)

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