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Víctimas jóvenes, el objetivo de terrorista en concierto de Manchester

Se llamaba Salman Abedi, tenía apenas 22 años, y nació en Manchester, la misma ciudad del norte de Inglaterra donde el lunes por la noche detonó una bomba a la salida del concierto de Ariana Grande, en el Manchester Arena. Cometió su crimen para intentar hacer el mayor daño posible: No entró en el estadio, repleto con más de 20 mil personas, en su mayoría niñas adolescentes, para evitar ser interceptado por el control de seguridad. Se esperó, con la bomba pegada a su cuerpo, a que terminase el concierto de la cantante de pop estadunidense para detonar la bomba justo cuando el público adolescente, exhausto después de dos horas bailando y saltando, saliese en masa del recinto, donde muchos padres esperaban para recoger a sus hijos.

El último balance provisional de la masacre del joven británico Salman Abedi, hijo de libios refugiados que huyeron del horror de la dictadura de Muamar Gadafi, es de 22 muertos y 59 heridos, entre ellos 16 niños. Al cierre de esta edición, una decena de heridos seguían en estado muy grave.

 

Vidas rotas

Entre las víctimas mortales se encuentran una niña de 8 años, Saffie Rose Roussos, una joven estudiante de 18, Georgina Callander, y un joven de 26, John Atkinson.

La pequeña Saffie había acudido con su hermana adolescente y su madre al concierto. La explosión les sorprendió en el vestíbulo del Manchester Arena, que comunica con la salida a la calle y la estación de trenes Victoria. La madre y su hermana, que se debaten entre la vida y la muerte en un hospital, aún no saben el destino trágico de la menor.

Otra de las víctimas mortales, Georgina, conocía personalmente a Ariana Grande. Se fotografió con ella en un concierto hace dos años y, sólo horas antes de la explosión, escribió desde su cuenta de Twitter: “Muy emocionada de verte mañana”.

Ariana Grande decidió cancelar los próximos conciertos y se ha declarado devastada por la tragedia. 

La proeza de Chris Parker

Entre las historias de héroes en medio de la tragedia está la de Chris Parker, un hombre sin hogar que acudió a salvar vidas tras tomar conciencia de lo que había ocurrido.

Según relata el diario Evening Standard, Parker intentó ayudar a una mujer anciana, de unos 60 años, que murió en sus brazos. “No he parado de llorar”, explicó el mendigo.

Chris también ayudó a una niña pequeña que estaba perdida entre una multitud asustada. El hombre la llevó hasta uno de los stands de merchandising de Ariana Grande, y la dejó con responsables de seguridad para que pudieran encontrar a sus padres.

 

“Contra niños”

Sobre la intencionalidad del asesino, la primera ministra británica, Theresa May, declaró que el atentado de Manchester fue planificado para causar la “mayor carnicería” y señaló que, si bien “cualquier ataque contra inocentes es de cobardes”, asesinar a niños y jóvenes “es de monstruos enfermos”.

Tras viajar de urgencia al escenario del crimen, la premier británica, que llegó al cargo sin haberse sometido al veredicto de las urnas y se presenta como candidata conservadora a las elecciones del 8 de junio, hizo un encendido elogió al comportamiento de la ciudadanía.

“Aquí, en esta gran ciudad, una acción monstruosa y cobarde se encontró con la valentía inspiradora de nuestros servicios de emergencia y el espíritu inquebrantable de la gente de Manchester”, escribió May en su nota de condolencias, que concluyó afirmando: “El terrorismo nunca vencerá”.

(Nota de La Crónica y agencias)

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