En el Metro usuarios han olvidado de todo, desde objetos de uso simple y común como un celular, hasta impresoras, televisiones e incluso urnas con cenizas.
Lentes, bolsas de mano, mochilas, credenciales, licencias, cédulas profesionales, pasaportes, juegos de llaves y cajas de herramientas también forman parte del resguardo del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro.
Por la prisa de llegar a tiempo a una cita o simplemente por descuido, capitalinos dejaron distintos objetos en vagones y andenes de uno de los transportes públicos más importantes de la Ciudad de México.
En la estación Candelaria de la Línea 4, se encuentra la oficina de Objetos Extraviados, que recibe aproximadamente 2 mil 500 artículos por año y los guarda hasta por seis meses.
A pesar de que la pequeña bodega estaba en remodelación, Donovan Alvarado, jefe de la oficina de objetos extraviados, mostró a Crónica las cosas que han llegado al resguardo.
Una de las más raras que han llegado han sido dos urnas con cenizas, “pero todavía no sabemos qué haremos con ellas, estamos viendo apenas”, platicó Donovan.
El proceso que se lleva a cabo para guardar los objetos olvidados consta de varios pasos: el objeto que se llegue a extraviar se lleva con el jefe de estación para trasladarse a la jefatura de Línea y finalmente llega a la oficina de Objetos Extraviados.
Ya teniendo las cosas en su poder, se anota en una bitácora, donde se establece qué día y en qué Línea fueron encontrados para después almacenarlos; este procedimiento se realiza cada 15 días ya que es el corte establecido para mandar los objetos encontrados en las 195 estaciones.
Mientras Donovan mostraba cada una de las cosas resguardadas, platicaba que cada que algo llega a sus manos se revisa para evitar que algún alimento se pudra y comience a oler mal. Levantó una pesada caja de herramientas para mostrar lo que llevaba dentro: un multímetro, pinzas, alambres y cables podían observarse dentro y en otra más pequeña, alambres con diversos amarres y una bata, por lo que el jefe de oficina comenzó a bromear al respecto.
“La otra sí es como de un eléctrico, ésta es como de un estudiante de electricidad o ingeniería”, comenta entre risas.
Al dejar la pesada caja de herramientas, volteó rápidamente para mostrar “la sombrilla rara”, una larga sombrilla de color negro con un lobo blanco en el mango. “Es una cosa rara, como de un darketo o algo así”, se limitó a decir con una sonrisa.
Donovan explicó que las credenciales de elector llegan comúnmente y se quedan con ellas hasta un máximo de tres meses, al pasar ese tiempo se hace una relación de todas las que tienen y las regresan al Instituto Nacional Electoral. Lo mismo pasa con las demás identificaciones que llegan, se regresan a la dependencia que las emitieron, como por ejemplo, los pasaportes se envían a la Secretaría de Relaciones Exteriores.
En el caso de la ropa, al pasar seis meses se comienza a clasificar cada prenda para hacer una donación pues ya nadie llegó a reclamarlas.
“Estos objetos los llamamos mostrencos y hacemos un convenio de donación simple a casas de asistencia para dar todo lo que no se reclamó sin fines de lucro y la gente lo utilice en los albergues”, aclaró Alvarado.
En cuanto a los celulares, el jefe de los objetos perdidos comentó que ellos participan con la Secretaría de Medio Ambiente en la campaña de Reciclatón.
“Cada que se hace la campaña tiramos una televisión porque nos han llegado varias televisiones, radiograbadoras, impresoras y más de 600 celulares”, enfatizó.
Finalmente, Donovan Alvarado comentó que de los casi 3 mil objetos que le llegan, ha entregado de un 60 a 70 por ciento, por lo que dio a conocer el horario de atención, que es de lunes a viernes de 9:00 a 15:00 horas, con dos líneas para el usuario: 56274643 y 55425397.
“Lo primordial es que el usuario traiga el día y la estación en donde se extravió el objeto y nosotros buscamos en la bitácora para regresarles sus cosas”, comentó.
(Nota de Denisse Mendoza para La Crónica)