Autoridades capitalinas han retirado más de 24 mil armas cortas y largas de las calles, así como 156 mil cargadores, bajo el programa “Desarme Voluntario”, el cual fue implementado desde el 2012.
Ayer viernes, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, participó en la destrucción de armamento en la explanada “Damián Carmona” del Campo Militar No.1-A, en la que también estuvieron presentes las fuerzas federales.
Ahí, Mancera hizo un llamado a dejar de ser una sociedad armada para convertirse en una sociedad de paz y armonía: “Soy un convencido de que una ciudad armada es una ciudad que puede ser violenta”, lanzó el mandatario local.
El jefe de gobierno contó que la semana pasada se entregaron rifles con bayonetas, así como rifles de alto poder.
Mancera recordó que el programa de Locatel se sumó a la cruzada, por lo que ahora la población puede llamar por teléfono para que personal especial acuda a domicilio a recabar las armas.
“A veces a las personas no les da confianza transitar por las calles con las armas para llegar a los centros de canje. Entonces, lo que necesitábamos era acercar esta tarea a la ciudadanía”, comentó.
Lo anterior le mereció un reconocimiento por parte del titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos, durante el acto protocolario.
“Las mujeres y hombres que integramos el ejército y la fuerza aérea expresamos nuestra gratitud y reconocimiento al doctor Mancera Espinosa y a las autoridades de esta ciudad capital por su excelente disposición para unirse a esta causa común. La Ciudad de México es la entidad en donde más armas han sido canjeadas en todo el país”, dijo el militar.
A nivel nacional, la cantidad de armas destruidas en un año llegó a 34 mil, ya sea por resolución de autoridades, por canje o donación. Ayer, por lo pronto, fueron destruidas ocho mil 844.
Cienfuegos planteó que el propósito es promover entre los ciudadanos la entrega voluntaria de armas de fuego, granadas y municiones a cambio de incentivos o artículos de uso doméstico, buscando disminuir actos trágicos y violentos dentro del núcleo familiar o comunitario. La campaña, recalcó, se implementa de forma permanente.
Las armas fueron inspeccionadas, desorganizadas y cortadas, para dar certeza y confianza de que el armamento decomisado y destruido perdió las características para el que fue creado, tal como se establece en el Procedimiento Sistemático de Operar para el Control, Destrucción y Aprovechamiento Lícito de las Armas de Fuego Decomisadas.
(Nota de Ruth Barrios Fuentes para La Crónica)