El gobierno mexicano se comprometió a erradicar el trabajo infantil en 10 años, pero en el país hay 2.5 millones de menores de edad que laboran y la cifra crece día con día y no se ve una solución a corto plazo derivado de la crisis que sufre nuestra economía.Lo peor es que el 45.9 por ciento de los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años que trabajan no reciben un ingreso, mientras que el 29.3 por ciento trabaja 35 horas y más a la semana, según el INEGI
La presidenta de la comisión de Derechos Humanos del Senado, Angélica de la Peña Gómez, explicó que la problemática del trabajo infantil es una cuestión de desarrollo económico y de la calidad de las instituciones económicas en el país que no se resolverá en el corto plazo.
“El trabajo infantil -agregó- no se erradicará en un país hasta que no haya desarrollo económico”.
Guerrero, Oaxaca y Chiapas son los estados con mayor porcentaje de niñas, niños y adolescentes que trabajan, con 14, 11.7 y 11 por ciento, respectivamente, y cuyas actividades se concentran en el sector primario.
“La atención a esta grave problemática debe ser de manera integral, requiere de políticas públicas transversales, con perspectiva de derechos y de género, orientadas a reducir la pobreza y la discriminación para garantizar que todas las niñas, niños y adolescentes del país tengan acceso a la educación”, expresó.
Por ello solicitó a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social implementar medidas y políticas públicas eficaces que garanticen la erradicación del trabajo infantil en México.
La senadora expuso que el Gobierno federal se puso la meta de erradicar todo trabajo infantil en 10 años, para lo cual se establecieron acciones como la ratificación del Convenio 138 de la OIT (sobre la edad mínima para trabajar) y el establecimiento de disposiciones en la Ley Federal del Trabajo para sancionar a quienes contraten a menores de edad.
Sin embargo, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos advirtió que nuestra realidad nos demuestra que resolver el problema del trabajo infantil no es una cuestión de firmar leyes y acuerdos.
(Nota de Alejandro Páez para La Crónica)