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“No vamos a buscar solo fosas”

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Carlos Beristain sabía en qué se metía cuando aceptó formar parte del Grupo Internacional de Expertos Independientes (GIEI)seleccionados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para arrojar una nueva mirada sobre el caso de los 43 normalistas desaparecidos el 26 de septiembre en Iguala, México.

Al fin y al cabo, este médico y doctor en psicología vasco lleva 25 de sus 56 años trabajando en la atención a víctimas de violaciones de derechos humanos y a familiares de desaparecidos, tanto en América Latina (Guatemala, Colombia, Paraguay, Perú o Ecuador) como en otras partes del mundo.

Junto con cuatro abogados y sociólogos empezará a partir del 1 de marzo a analizar in situ la actuación de los investigadores y demás implicados en una tragedia que ha sacudido a México y al resto del mundo. Tras la primera reunión del grupo en la sede de la CIDH en Washington esta semana, Beristain habló con EL PAÍS de sus expectativas personales y profesionales en esta nueva tarea que asume.

¿Creen que van a tener algunas respuestas al término de su investigación?

Esperamos que sí, por eso hemos asumido el reto y el trabajo, hay un compromiso de las partes, del Estado también, de atender a las recomendaciones que vamos a hacer y esperamos que el Gobierno mexicano sea anuente a las recomendaciones que vamos a dar. También esperamos que la sociedad civil entienda nuestro papel, lo que vamos a poder hacer y cuál es el aporte que vamos a poder dar a la búsqueda de los desaparecidos y a unas respuestas más integrales al problema de la desaparición en México.

México da ya oficialmente por muertos a los normalistas. Ustedes insisten en que se trata de un caso de desaparición. ¿Cómo van a actuar?

En términos jurídicos, nosotros vamos a hacer la búsqueda de los desaparecidos, en la situación en que se encuentren. Mientras no tengamos una determinación de cuál es el destino final de los desaparecidos, nuestras propuestas van a ir a la búsqueda en diferentes sectores y aspectos. No vamos a centrarnos solamente en buscar fosas, sino también en buscar lugares en los que podrían haber sido llevados, e incluso podrían estar. No lo sabemos, no tenemos ninguna información específica sobre eso. Obviamente, vamos a evaluar lo primero el expediente que ha elaborado la PGR, las líneas de investigación, los resultados de esa investigación y las conclusiones a las que ellos han llegado. Pero vamos a hacer nuestra evaluación independiente sobre esas cuestiones, tratando de demostrar cuáles son las cosas que vemos que se han hecho o no en su caso. También cuáles son las recomendaciones de las cosas que habría que hacer y las cosas que vamos a tratar también de empujar para dar una respuesta al mandato que nos ha sido encomendado.

¿Qué le llevó a usted a aceptar esta misión?

El caso de Ayotzinapa es dos cosas, es la necesidad de dar una respuesta desde el aporte del trabajo de derechos humanos a un caso dramático para el país, y también la posibilidad de tener un impacto más allá del propio caso, en la problemática que está viviendo México. Y esto creo que es un desafío para todos los que trabajamos en derechos humanos o en atención a las víctimas.

¿Cree que lo ha visto todo?

Hay que mantener una mirada fresca y no pensar que uno lo ha visto todo, porque eso insensibiliza la mirada, y no se puede ser insensible frente al dolor de los familiares. Cada dolor es nuevo y tenemos que ponernos siempre frente a la víctima como una situación nueva.

Por otra parte, lo que estamos viendo en México en términos del terror ejemplificante, la desaparición de muchos casos, son cosas que hemos vivido muy de cerca en Guatemala. Creo que hay una continuidad de los mecanismos de la violencia generalizada contra la población y creo que esto muestra la necesidad de tomar medidas políticas que atajen estas acciones.

Que siga pasando en el Siglo XXI, con la experiencia del continente en este tipo de casos, ¿es causa para el desaliento?

Para mí es causa para el compromiso y también para la inteligencia de cuál es la apuesta: necesitamos desmantelar los mecanismos que hacen posible el horror, porque si no se hace, el horror siempre va a seguir siendo posible. Necesitamos la conciencia del espanto de la humanidad, de lo que pasa en muchos países del mundo, no solo en México, pero también necesitamos tener capacidad de entender cuáles son los mecanismos que hacen posible esto y cómo se desmantelan para que esa violencia no se pueda seguir haciendo posible.

 

Con información de El País

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