Voces del Periodista Diario

Agua de borrajas para cáncer terminal

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

La sucesión presidencial de 2018 ya está golpeando con estrépito la puerta. La dama reumática del 17 apenas tiene aliento para preguntar ¿quién es?

Dicen las cuentas nacionales que, al arrancar 2017, la auscultación del organismo económico nacional detectó dos síntomas: Disminuyen el gasto en inversión en maquinaria y equipo y el gasto en el consumo privado.

El primer signo es inquietante. El renglón se refiere a inversión fija bruta, detonante en última lectura de la economía productiva, contraria a la especulativa, que cada día reporta en el mercado bursátil nuevos máximos históricos.

Para entrar en materia, conviene apuntar dos datos de referencia: En 2015, la Hacienda pública reportó un déficit de más de 639 mil millones de pesos. Sólo por concepto de ingreso petrolero, el fisco federal vio esfumarse ese año más de 375 mil millones de pesos.

Nos quedamos con el segundo dato, para consignar un tercero: Hace unos días, la Junta de Gobierno del Banco de México anunció la entrega a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de 321 mil millones de pesos, producto de remanentes generados por la devaluación del peso. Para 2016, de 19.5 por ciento.

Si Pitágoras no se equivoca, ese premio no alcanza ni para reponer lo perdido en ingreso fiscal petrolero en 2015. Le faltaron más de 50 mil millones de pesos.

No se trata, sin embargo, de una ecuación neutra que permita ver la luz en el túnel.

El hoyo negro de la deuda pública

Por una razón conocida desde noviembre pasado: El Fondo Monetario Internacional (FMI) conminó a la autoridad hacendaria mexicana a aplicar  en su totalidad los remanentes de Banxico a pago de deuda.

Dócil, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade explicó hace unos días que, efectivamente, 70 por ciento de los 321 mil millones de pesos se destinarán a servicios de deuda. El resto será para amortiguar déficit.

Aquí es donde observamos el hoyo negro: Al cerrarse el ejercicio fiscal de 2016, el monto de la deuda pública se disparó hasta 9.69 billones de pesos. Respecto de 2015, el incremento anual fue, en números absolutos, de 1.51 billones de pesos.

Ese incremento  fue derivado no sólo de la devaluación del peso, sino por la incesante emisión de nuevos papeles públicos lanzados al mercado de deuda.

Si a ese descomunal saldo se abonarán 214 mil millones de pesos, ¿en qué alivia sustancialmente el balance?

Intuimos que para un cáncer de diagnóstico terminal, se está recetando agua de borrajas. Todo por la obcecación de negarse a concertar con los hombres de negocios y legislar un aumento de impuestos a fin de sacar el buey de la barranca.

Es temporada de sucesión presidencial. Ni siquiera se trata de ponerse a especular sobre eventuales candidatura para el relevo. Lo que pesa en el paisaje social, es el desenfrenado gasto que el gobierno federal está haciendo ahora mismo en propaganda para favorecer las campañas del PRI, que siente que la lumbre le llega ya a los aparejos. Grave asunto.

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