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Cataluña, un día después

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Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George (*)

Preciso es recordar una sentencia del filósofo español, don José Ortega y Gasset: No se puede luchar cuerpo a cuerpo con la Historia.

En la electrizante crisis de Cataluña, la pregunta obligada es a quién aplica la máxima del sabio madrileño: Al centralismo monárquico español o al movimiento independentista catalán.

Si la Historia es la clave de todo proceso político, un ejercicio de introspección nos remite a una tercera cuestión: Quienes en México alinean con la Casa Real-Partido Popular, contra Cataluña, ¿conocen la historia peninsular, aparte de perorar cada septiembre sobre la Independencia de México del yugo español?

Ante el fascismo no vale equidistancias ni concesiones. La construcción de la nueva República catalana es de absoluta necesidad de supervivencia, declaró ayer el consejero de Asuntos Exteriores del gobierno catalán, Raúl Romeva, un día después de que, respaldado por el Consejo de Ministros, Mariano Rajoy dispuso la aplicación del artículo 155 constitucional por el que se desconoce el reciente referéndum por la Independencia de Cataluña.

Las viejas razones del independentismo catalán

El desarrollo económico de Cataluña permite a sus habitantes una de las más altas rentas per cápita de toda España. La catalana es, pues, una sociedad productiva.

Desde que se sentaron las bases de la industrialización de Cataluña, una de las más ríspidas constantes en las relaciones con Madrid, es el malestar de los catalanes con la burocracia madrileña y el parasitismo de la monarquía.

Uno de los argumentos que dieron sentido al SI por la República catalana fue, precisamente, el agandalle del gobierno centralista, ejercido ahora por el Partido Popular, del reparto fiscal entre las provincias no gobernadas por este partido.

Ese disolvente diferendo, volvemos a la Historia, no es nuevo y vale retomar la cita arriba trascrita que mienta el fascismo como incitación a la resistencia catalana.

El próximo 20 de noviembre, en que los mexicanos conmemoran el inicio del movimiento armado que devino Primera Constitución Social del mundo, segmentos revolucionarios españoles tienen como efemérides la recordación del asesinato del anarcosindicalista Buenaventura Durruti.

Durruti comandó una de las primeras columnas milicianas que reaccionaron contra el primer intento de golpe de Estado contra la República Española, encabezado por Francisco Franco en el verano de 1936, que culminó con la Guerra Civil de España.

George Orwell: Homenaje a Cataluña

Entre otras formaciones armadas, destacamentos del Frente Popular Antifascista, del que entonces formaba parte del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), tomaron Cataluña en medio del verano de la anarquía e instituyeron un gobierno que se pronunció por el racionalismo en la educación y la economía autogestionaria.

De cada quien, según su habilidad; a cada quien, según su necesidad”, fue el principio que rigió en diversas comarcas de España de aquella convulsa época.

El célebre escritor inglés George Orwell, autor de las obras contra el totalitarismo La rebelión en la granja y 1984, de las que sobrevive la figura del Hermano mayor, encarnación de la dictadura absoluta, vivió, no en la imaginación, sino en carne propia, aquellos heroicos y trágicos momentos que inspiraron su escrito Homenaje a Cataluña.

Buenaventura Durruti fue asesinado en la tentativa de toma de Madrid, crimen del que se imputó al Partido Comunistas de España, plegado a los designios de José Stalin. Los comunistas culparon a los trotskistas. Son el producto de las horas de caos.

Un franquismo sin franco

Con la muerte de Franco, España se abrió en los setenta a la democracia; un ensayo que duró menos de tres décadas. Un franquismo sin Franco se hizo del poder al través del Partido Popular, cuyo jefe de Gobierno es Mariano Rajoy.

Con sus aliados, el nuevo PSOE, de Pedro Sánchez, y en el estribo el partido Ciudadanos, Madrid va de nuevo sobre Cataluña.

Lo que queda por saber es si, como lo escribió el clásico, la Historia se produce una vez como tragedia y se reproduce como farsa.

De lo que no queda duda, es que un fantasma recorre otra vez Europa: El fantasma del fascismo, que tiene un indispensable agente en el corazón mismo del salón oval de la Casa Blanca: Donald Trump, en cuyo caso, ese fantasma amenaza a las Américas. Este es el punto.

 

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