Voces del Periodista Diario

Las cosas buenas “que queremos seguir contando”

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

Ni están todas las que son, ni son todas las que están:

Al arrancar la cuesta de enero de 2018, que aún pretendemos remontar, de la Población Económicamente Activa (PEA) más de 30 millones de compatriotas subsisten en la Economía negra, eufemísticamente llamada informal. En esa condición vegetan seis millones 770 mil campesinos que aún se resisten a emigrar como ilegales a los Estados Unidos o darse de alta en el Ejercito de reserva del narco.

El mero Día de Reyes pasado, la tinta registró que la Auditoría Superior de la Federación de la Cámara de Diputados, en la revisión de las Cuentas Públicas de 2013 y 2014, encontró quebranto al erario público por casi dos mil millones de pesos. Habían sido etiquetados para la Cruzada Nacional contra el Hambre. ¿El hambre de quién? ¡No te preocupes, Rosario, hay que aguantar!

Hablemos de los Certificados de capital par el desarrollo

A mitad de 2017, por boletín oficial se dio a conocer que el monto total acumulado en cuentas individuales por los cotizantes a los fondos para el retiro de los trabajadores fue de tres billones de pesos (15 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

En el mercado especulativo, el Gobierno se lleva la parte de león  de ese patrimonio. Desde hace dos años, jubilados y pensionados de la UNAM denunciaron que, aunque la condición es que esos recursos se destinen a infraestructura institucional, en realidad se aplican al fondeo del gasto corriente burocrático.

El sector privado (local y trasnacional), le entra con mexicana alegría al banquete: Lo hace, trasegando internacionalmente papeles denominados Certificados de capital para el desarrollo (cekades). Caso representativo es el de Sierra Oil and Gas, de la que se sabe es accionista el ex funcionario de la Secretaría de Energía, Salvador Beltrán del Río.

A propósito del sector energético: Si la brasileña Odebrecht, según es del dominio público, irrigó con más de 12 millones de dólares a funcionarios de Pemex triangulando recursos a la campaña presidencial del PRI en 2012, ¿de cuánto se desprenderían los consorcios petroleros por los contratos recibidos del gobierno mexicano y que, según el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, significarán inversiones de 150 mil millones de dólares? La subcultura del moche fija como promedio 10 por ciento sobre el valor de los contratos o concesiones públicas. A echarle lápiz.

Atrapados en los pantanos de chapopote, a Petróleos Mexicanos/ empresa “productiva” del Estado, sólo le quedan el membrete y las refinerías chatarra.

Mexicanos pagan  la cruda por una borrachera que no se han puesto  

Puesta a galope la adicción tecnocrática a la trácala, el gobierno de Enrique Peña Nieto ha disparado la deuda pública por arriba de los 10 billones de pesos. Endosado per cápita ese débito, ¿a cómo le toca a cada uno de los mexicanos entre los 15 y 29 años de edad? Y todavía faltaría el reparto de la deuda de los gobiernos de los estados.

La inflación, lo dicen los especialistas misericordiosos, es el impuesto a la pobreza. En noviembre de 2017 se autorizó un incremento a los salarios mínimos, de los que dependen más de cinco millones de mexicanos del diez por ciento. Diciembre pasado cerró con un índice inflacionario de 6.77 por ciento. Es el dato maquillado. Sólo el gas LP acumuló en 2017, 25 por ciento de incremento en los precios al consumidor.

Aquellos que tienen poder adquisitivo, pueden pagar 20 pesos por dólar. Para los que no pueden, veinte pesos apenas les alcanzan para adquirir 400 gramos de frijol, una docena de tortillas o cuatro boletos del metro.

Captura de madrugada: Otros tres activistas en favor de los derechos de los indígenas mexicanos fueron masacrados

Todavía nos falta cosas buenas que queremos seguir contando, pero las yemas se fatigan y el espíritu se perturba. Es cuanto.

VP/Opinión/EZ

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