Voces del Periodista Diario

Lo que esconde el libro contra Trump

Expedientes del poder 

Por Jorge Santa Cruz (*)

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, está bajo la metralla porque estorba a los planes de dominio mundial del Estado Profundo, que gobierna a Estados Unidos y a buena parte del mundo.

Desde su llegada a la Casa Blanca trazó tres ejes de acción muy claros:

1. Fortalecer a su país, sin entrar en colisión con las otras dos superpotencias: Rusia y China.
2. Liquidar al terrorismo islámico, patrocinado desde Washington.
3. Favorecer el proteccionismo económico, en detrimento de las empresas globales.

Punto 1:

Según un estudio publicado por la periodista Cecilia Barría, de la BBC de Londres, en septiembre de 2017, cuatro de las cinco empresas militares del mundo son estadounidenses y una, británica.

Las ventas reportadas por estos consorcios, en 2016, según la misma fuente, fueron de:

1. Lockheed Martin (EEUU): 47 mil 248 millones de dólares.
2. Boeing, división Defensa Espacio y Seguridad (EEUU): 29 mil 500 millones de dólares.
3. BAE Systems (Gran Bretaña): 25 mil 600 millones de dólares.
4. Northrop Grumman (EEUU): 24 mil 508 millones de dólares.
5 . Raytheon (EEUU): 24 mil 69 millones de dólares.

Conclusión preliminar: la desactivación de una guerra global significaría una pérdida enorme para los empresarios de la guerra.

Punto 2:

Zbigniew Brzezinski, quien fue el asesor de Seguridad Nacional del presidente de los Estados Unidos, James Carter, declaró a la revista francesa Le Nouvel Observateur (del 21 de enero de 1998), que su gobierno fue el que introdujo a los talibanes a Afganistán. Lo hizo mediante la Operación Ciclón, del 3 de julio de julio de 1979, o sea, seis meses antes de la llegada de las tropas soviéticas a esa nación. ¿El objetivo confeso? preparar a Moscú su propio Vietnam.

La maniobra, sin embargo, ocultó en su momento, sus verdaderos alcances: sembrar el terror y el caos en el Medio Oiente para debilitar a los países contrarios a Israel.

El Talibán abrevó su doctrina mortal de la Hermandad Musulmana, fortalecida en la década de 1950, por la inteligencia británica. Del Talibán se desprendieron, después, la red de Al-Qaeda y la milicia terrorista del Emirato Islámico, conocida también como Daesh.

El intento de Trump de acabar con Daesh afecta, también, a las principales empresas militares del mundo. Como se ve, todo se reduce al sucio dinero de la guerra.

Por cierto: el reconocimiento del gobierno de Trump a Jerusalén como capital de Israel tiene cierta lógica: sin terroristas alrededor, Israel puede imponer sus condiciones a los palestinos, y concentrarse en la liquidación de Hezbollá, que opera desde El Líbano, al tiempo que Occidente, con Estados Unidos al frente, se concentrará en arrasar al régimen chiita iraní, único enemigo de cuidado que tiene el ente sionista, sin entrar en colisión con Moscú.

Tanto Trump como HillaryClinton (cabeza visible del Estado Profundo) tienen la misma filia por Israel; la diferencia tiene que ver con la estrategia. Trump quiere consolidar el poder israelí mediante la liquidación de Irán. Hillary y compañía, pretenden hacerlo mediante el terror global y la guerra contra Rusia (aliada de Irán) y contra China (aliada de Corea del Norte).

Punto 3:

El proteccionismo económico de Trump pretende despojar del monopolio a una casta que ha lucrado con el comercio exterior y la manipulación financiera desde 1913, en que se constituyó la Reserva Federal de los Estados Unidos.

Según datos del Banco Mundial, el Comercio Internacional de Estados Unidos cerró el 2016, de la siguiente manera:

Exportaciones totales: 1 billón 450 mil 457 millones de dólares.
Importaciones totales: 2 billones 248 mil 209 millones de dólares.
Diferencial negativo: 747 mil 752 millones de dólares.

En 2016, las principales exportaciones de Estados Unidos, según fueron:

Refinados de petróleo: 61.9 miles de millones de dólares (mmdd).
Automóviles: 53.6 mmdd.
Piezas y partes de repuesto: 43 mmdd.
Circuitos integrados: 31.9 mmdd.

Por lógica, en estos negocios no están la clase pobre y la clase media de los Estados Unidos.

El grupo de Trump pretende, pues, desplazar al complejo militar-industrial-financiero y mediático del Estado Profundo.

Fortalecer el mercado interno de EEUU se traduciría en menos desempleo y más poder de compra. A eso le apuesta el trumpismo. Por lógica, si este modelo tiene éxito, las fortunas que pierda el complejo militar-industrial-financiero y mediático del Estado Profundo irían a parar, en menor medida, a la clase trabajadora norteamericana y, sobre todo, al grupo de Trump. Por ello, desde el primer día de su gobierno, 20 de enero de 2017, ha trabajado para la reelección.

No se trata de gente humanista (de “hermanas de la caridad”), sino de empresarios dispuestos a dar un poco más a sus trabajadores. ¿Qué tanto? Habrá que ver cómo transcurre el gobierno de Trump en los próximos meses. La pregunta es: ¿qué tanta libertad de maniobra tendrá? Ésta, es la cuestión.

En conclusión:

Asistimos a una guerra a muerte entre los empresarios estadounidenses proteccionistas y los que están amparados por el Estado Profundo.

En el aspecto bélico, con Trump se tiene la ventaja de que está en contra de una Tercera Guerra Mundial.

En el aspecto económico-financiero, la de que el trumpismo quiere acabar con la dictadura global de los Dueños del Dinero.

El modelo de Trump implica, sin embargo, varios riesgos. Los más importantes son:

a) Su sometimiento al sionismo, representado por el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.
b) La imposición de reglas comerciales desventajosas para los débiles países exportadores, como México.

La guerra contra Trump seguirá. Si fracasa la conspiración de la “trama rusa”, tratarán de declararlo incapaz de gobernar y si esto no funciona, entonces llegarán al “impeachment” o juicio político, para destituirlo.

Tristemente, en nuestro México carecemos de un proyecto de nación que le permita enfrentar con éxito la actual coyuntura mundial, con base en el fortalecimiento de nuestro campo y de nuestra micro, pequeña y mediana impresa.

Lo peor de todo es que nuestra economía seguirá condicionada a los factores externos.

(*) Periodista mexicano.

Contacto: jlsc.ua@gmail.com

@JorgeSantaCruz1

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