Voces del Periodista Diario

Los huachicoleros electorales

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

(Los huachicoleros deben su identidad a un oficio indígena que se aplica al procesado de ciertos productos precursores de bebidas alcohólicas, y cuando, en su destilado final, buscan ganancias adicionales, las adulteran, como antaño se hacía con la leche bronca.)

Apenas unos años después de que, luego derrotar a las tropas del Ejército napoleónico y fusilar a Maximiliano, El indio zapoteco Benito Juárez García declaró la Restauración de la República, en 1876 la opinión pública norteamericana fue estremecida, confundida en cierto grado, por sensacionales noticias provenientes de Montana.

Durante la última semana de junio de 1876, el teniente coronel Custer ordenó a sus oficiales tocar diana para quitarle la modorra a los soldados, se pasó revista para confirmar el buen estado de sus uniformes y engrasar los rifles de última generación.

Se acometería la batalla  de Little Bighom, de la campaña de Black Hills. Resultado: Cinco de doce compañías armadas hasta los dientes fueron barridas. Fue la batalla postrera de Custer y sus parientes.

La indiada fue comandada por los jefes Caballo loco y Gall, inspirados en el indómito jefe Toro sentado.

A Custer se le atribuye la máxima El mejor indio, es el indio muerto. En realidad, pudo ser pronunciada por el general Ulises Grant. De todas formas, les gustó mucho a los Científicos porfiristas que la aplicaron aquí con mexicana pero exterminadora alegría.

La máxima del doctor Lorenzo Córdova

Corre video: ¡No mames, cabrón! Ésta máxima en cambio está patentada por el doctor Lorenzo Córdova Vianello, quien todavía despacha como consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE).

La prosaica exclamación esta inscrita en el diálogo que Córdova sostuvo con su cuate Edmundo Jacobo. (Mayo de 2015).

Exultante, el doctor Córdova le relata a su interlocutor el encuentro con un ciudadano de a pie que le habría pedido su intervención para que los pueblos originarios de México tuvieran su debida y verdadera representación en el poder legislativo.

El ilustre académico y custodio de la democracia como consejero electoral, caricaturiza al demandante -cita de memoria: Yo, Gran Jefe Toro Sentado decir a ti que diputados para nosotros o no permitir elecciones. (“No mames, cabrón”).

La Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación no encontró causal para intervenir de oficio en esa actitud racista.

El fallido sueño de la transición democrática

Cambio de página: En los días finiseculares, logró una alta curva publicitaria, la quimera de la transición democrática en México. Ya para finales del sexenio 2000-2006, con Vicente Fox, sus exegetas se resignaron y concluyeron que aquel sueño había quedado en mera alternancia de siglas y colores en Los Pinos.

Por nuestra parte, hemos afirmado que aquel sexenio no fue más que una segunda fase de la Alianza estratégica que en 1988 suscribió el PAN con el usurpador Carlos Salinas de Gortari, por la cual los dirigentes azules le ofrecieron “legitimidad de gestión” a cambio de las concertacesiones electorales.

La misma gata neoliberal, pero sin revolcar

En efecto, llegó a Los Pinos el PAN; se fue el PAN de Los Pinos y retornó el PRI: La misma gata neoliberal, sin siquiera revolcar.

La sucesión presidencial de 2000, fue operada por el Instituto Federal Electoral (IFE), tripulado por el doctor José Woldenberg.

En la sucesión de 2006, el IFE tuvo como consejero presidente al doctor Luis Carlos Ugalde Ramírez.

En 2012, la “función estatal” electoral fue administrada por el doctor Leonardo Valdés Zurita.

En ese periodo, ¿se ha visto algún signo de transición democrática?

Con la lectura de las actuaciones de los consejeros del IFE y de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, diversos investigadores -entre ellos el citado doctor Córdova y su alter ego Coro Murayama– han producido macizos ensayos, cuyas conclusiones no abonan optimismo a la aclimatación de la democracia en México.

El doctor Ugalde Ramírez (defenestrado, dicho sea de paso, por intrigas de Manlio Fabio Beltrones Rivera) se ha ocupado en los últimos años en oficios académicos y en la industria de asesorías en materia electoral, cuyos fines, por supuesto, son los de generar una democracia creíble y confiable.

El doctor Ugalde Ramírez, con Fox y Diego Fernández de Cevallos, son figuras imprescindibles en algunas barras televisivas que contratan sus opiniones, invariablemente tendenciosas en el tratamiento de la imagen de ciertos beligerantes electorales.

El INE exige 25 mil millones de pesos para 2018

Woldenberg y Valdés Zurita en cambio, han saltado a la escena en defensa de los ejemplares órganos electorales que han sido, son y seguirán siendo. Obviamente, confían  en su autoridad moral y profesional acreditada bajo los principios rectores de legalidad, independencia, objetividad y, sobre todo, imparcialidad, que caracterizaron su conducta como administradores electorales.

Los consejeros del ahora Instituto Nacional Electoral (INE), con tan insospechables avales, están exigiendo a la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, más de 25 mil millones de pesos para 2018.

El órgano legislativo dador de favores presupuestales, desde la misma Junta de Coordinación Política, es dominado por representaciones del PRI, PAN y PRD.

Los consejeros electorales federales saben todo de toma y daca. Han reservado una partida de casi siete mil millones de pesos para los partidos políticos. Los tres primeros beneficiarios de la generosidad del INE son, casualmente, el PRI, el PAN y el PRD; prez y gloria del fáctico Pacto por México.

¿Se pueden anunciar, desde ya, los resultados de las elecciones generales de 2018 y el nombramiento del nuevo Presidente de la República? Sospechamos que sí. La transición democrática puede esperar. Es cuanto.

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