Voces del Periodista Diario

PRI: a propósito de caballos negros

Por: Mouris Salloum George

Después del terremoto de ocho grados que cimbró al PRI en las elecciones del pasado 4 de junio en Nayarit, Coahuila, estado de México y Veracruz, Enrique Ochoa Reza perdió sus calificaciones, si alguna vez las tuvo, para coordinar las campañas de 2018, cuyos resultados pueden mandar al tricolor al basurero de la historia.

No hay asomo de tremendismo en el diagnóstico. Ochoa Reza no pudo sacar al buey de la barranca en cuatro enclaves estatales. El reto para 2018 se extiende por todo el territorio nacional: tres mil 643 cargos de elección popular estarán disputa.

La lógica envolvente sobre Los Pinos se puede plantear desde la base municipal: 2 mil 30 ayuntamientos. Le siguen nueve gubernaturas -siete de las cuales están ahora en manos de partidos oposición-, ocho legislaturas estatales, Congreso de la Unión -628 posiciones: Sus resultados decidirán la titularidad de la Presidencia de México.

El primer déficit de Ochoa Reza radica en su condición de tecnócrata no apto para la negociación política. Desde su nombramiento para sustituir en la dirigencia nacional a Manlio Fabio Beltrones, no pudo vencer la resistencia de la vieja clase priista.

Apenas el pasado miércoles, precisamente Beltrones lanzó un estridente petardo: El PRI ha sido convertido en un taxi que levanta delincuentes.

De lo que no queda la menor duda, es que Ochoa Reza se va. La pregunta es quién se sacará la rifa del tigre de su relevo. Para un tigre, un caballo negro, pura sangre. ¿Lo hay entre tanta caballada flaca?

En la perspectiva de la XXII Asamblea Nacional del PRI, convergen ya diversas e influyentes corrientes internas que diseñan el perfil del sucesor de Ochoa Reza. Parecen encontrarlo en el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas. Priista a carta cabal. De naturaleza conciliadora.

Desde sus mocedades estudiantiles, Moreno Cárdenas sudó la camiseta tricolor en el ámbito local hasta dirigir el comité estatal. Ahí, capitalizó atributos y experiencia para llegar a la Secretaría de Organización del Comité Ejecutivo Nacional, que alternó con funciones de Operación Política.

Paralelamente, Moreno Cárdenas recorrió la escala legislativa federal dos veces como diputado y una como senador. No fue del montón en las bancadas priistas: Participó, entre otras, en las comisiones de dictamen de Gobernación, Reforma del Estado y Derechos Humanos. Se dice pronto.

Un mérito sustancial la reconocen sus paisanos: Durante la gestión presidencial de Felipe Calderón, Campeche fue tomado como feudo de la poderosa familia panista Mouriño Antanes. Después de la muerte de Camilo, durante su campaña por la gubernatura, Moreno Cárdenas tuvo que lidiar contra ese espectro. Lo derrotó para darle continuidad al PRI en el poder.

Con un partido en crisis de identidad y de salud electoral, la racionalidad política recomienda sangre nueva, vital. Este imperativo los encarna Alejandro Moreno Cárdenas. El tiempo lo dirá.

Foto: elconstituyente.com

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