Voces del Periodista Diario

Todo por no asistir a la academia de cibernética

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

Si existe una justificada resistencia contra la clásica operación manipulativa de la opinión pública y este proceso se ha exacerbado al través de las redes sociales, como nosotros somos “de modelo antiguo” confesamos de entrada que no nos tragamos las ruedas de molino que giran en esos medios alternativos de la “sociedad de la información”.

Esa sería una de las limitaciones que nos impiden esclarecer una duda existencial sobre la muletilla del grupo dominante que nos alerta contra el regreso al pasado mexicano. Ese pasado, ¿es remoto? Si es de orden generacional, ¿a cuál generación debemos en principio temer, condenar y remitir al basurero de la historia?

Pongamos como emisores de la alerta a la vieja y nueva nomenclatura del PRI y su candidato presidencial “simpatizante”, que nos convocan a retacar de cemento y varilla a la oscura caverna del populismo.

Dado que la cuestión se plantea en el marco de la sucesión presidencial de 2018, nuestro personal y muy poco digital  “disco duro” nos remite a algunos expedientes electorales.

Memorias del PNR-PRM y PRI renacido

Verbigracia: La memoria nos remite a la primera campaña presidencial del Partido Nacional Revolucionario (PNR), a la memoria del candidato opositor José Vasconcelos y a la Matanza de Topilejo, en la que fueron masacrados jóvenes universitarios seguidores del controvertido intelectual oaxaqueño.

¿Será el retorno a la era del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), la campaña presidencial de Manuel Ávila Camacho, de su opositor el general renegado Juan Andrew Almazán y la tentación de un nuevo levantamiento armado?

Podemos adelantar el calendario una década: La primera del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la candidatura de Adolfo Ruiz Cortines, a la que enfrentó el general Miguel Henríquez Guzmán, con amagos de sublevación de una facción militar.

Ese pasado está lejano; digamos que setenta años. Optamos por un pasado más reciente: Apenas 30 años, con el PRI todavía como partido casi único.

“Terremoto político” y golpe de Estado técnico  

Es la fecha (1988) del terremoto político del que escribió Miguel de la Madrid; del Golpe de estado técnico, según tipificación del constitucionalista y diputado del PRI, don Antonio Martínez Báez; de la primera usurpación del poder presidencial contemporánea y del pacto del que surgió la Alianza estratégica PAN-CSdG.

Podemos situarnos en el sexenio tricolor de la Generación del Cambio, que cerró con el maquinado Error de diciembre de 1994, y más cerca el 2000, en que, después de doce triunfos al hilo en elección presidencial, el PRI fue echado de Los Pinos.

La marca de la casa: Pemexgate y Amigos de Fox

De ese año no pueden pasarse por alto dos honorables expresiones de la transición democrática: El Pemexgate del PRI y la asociación Amigos de Fox, que marcaron la institución de la delincuencia electoral organizada.

Nos damos un respiro sólo para recordar que, de 1988 a 2018, se constitucionalizó el Estado neoliberal, cuyos exegetas son los que ahora nos alertan contra el regreso al pasado, aunque por su cuenta nos han remitido a la muy remota era del orangután.

No le completaron el tratamiento clínico al PRI

Pasadito cercano, es el de 2012, en que volvió a Los Pinos el renacido PRI. Dijimos desde entonces, consta en diversos textos publicados, que el tricolor volvió al poder presidencial bajo del síndrome de Lázaro: Fue resucitado, sin que el que le dijo levántate y anda completara el tratamiento: No le curó la lepra.

José Vasconcelos, Juan Andrew Almazán, Miguel Henríquez Guzmán, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano… ¿Son esos espectros los que pretende exorcizar el grupo dominante que vela por la suerte de los mexicanos, atrincherado en la oscura caverna del porfirismo?

Como carecemos de habilidades para operar el Twitter, estamos condenados a no conocer jamás la respuesta a nuestra duda existencial. Qué le vamos a hacer. Es cuanto.

VP/Opinión/EZ

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