Voces del Periodista Diario

Cárceles de la miseria

Veinte por ciento de la población carcelaria en Michoacán son mujeres. Los gritos y la tortura psicológica son más comunes entre las internas

Para los internos que no pagan cuotas dentro de la cárceles estatales de Michoacán, simplemente no hay servicios y ni beneficios dentro de la prisión. Tienen que hacer el aseo de todas las celdas y no tienen derecho a bañarse ni a tomar un vaso de agua. Ellos beben del grifo y comen de lo que les dan. La mayoría de los reos más pobres no tienen siquiera quién los visite.

Se estima que en Michoacán existen al menos unos 2 mil presos que se encuentran olvidados por sus familiares. El estado tampoco vela por ellos. Son los llamados “huerfanitos”. Los que para ganarse un bocado tienen que emplearse como servidumbre de los reos más pudientes. Se dedican a lavar, hacer mandados, servir de informantes o “hacer favores” de todo tipo.

Por dos pesos, cualquier “huerfanito” hace el aseo de una celda. Por 10 pesos lava seis camisas y seis pantalones. Por 10 pesos se convierte en resguardo (esconde en su persona o en su celda drogas o puntas de otros internos). A veces el servicio de ese grupo se hace solo para ganarse la comida de todos los días. Los “huerfanitos” son los hambrientos de la cárcel, que siempre están solos.

Los propios custodios utilizan a estos presos como “carne de cañón”. Son los primeros inculpados de los delitos que se comenten al interior de la cárcel. Se les responsabiliza de todas las violaciones a la seguridad, para dejar a salvo a los encargados del autogobierno, principalmente cuando se hacen revisiones externas que dan por resultado el decomiso de drogas, armas o sistemas de comunicación no autorizados.

Mujeres, el sexo abandonado

El 20 por ciento de la población carcelaria en el estado de Michoacán son mujeres. La segregación en ese sector es más cruel y humillante que entre los hombres, estima el abogado Jaime Espinoza Curiel. La autoridad penitenciaria se impone de manera más violenta. Son sometidas de manera más humillante. Los gritos y la tortura psicológica son más comunes entre las internas.

Un informe de la CNDH entregado al gobierno de Michoacán, reconoce el estado de abandono y segregación en el que se encuentran las reclusas de al menos tres centros penitenciarios de la entidad. En base a dicho informe, la CNDH emitió una recomendación al gobierno estatal para evitar la marginación de las internas.

Pese a ello, el gobierno estatal no ha aplicado un solo programa emergente para la atención de mujeres en prisión. En todos los centros penitenciarios se trabaja con el programa de reinserción social que se aplica desde hace 40 años, que se finca en la formación académica de las reclusas, a las que no se les prepara para el regreso a la sociedad.

Una fuente del área de trabajo social consultada por Reporte Indigo, confirmó la inexistencia de programas actualizados para lograr la reincorporación social de las reclusas de Michoacán. La autoconciencia es la única herramienta que tienen para reingresar a los grupos sociales a los que pertenecen.

 

Con información de Reporte Indigo

 

 

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Redacción Voces del Periodista