Voces del Periodista Diario

Del Método Ollendorf a la Torre de Babel

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

Todavía hace medio siglo en México, en ciertas capillas intelectuales, alrededor de un humeante café, se nombraba el Método Ollendorf.

Se trata de un sistema creado por el lingüista europeo Heimh Gottfried Ollendorf para el aprendizaje de idiomas y su degradación lo redujo a un intercambio de disparates entre los interlocutores.

Se aludía dicho método para ilustrar la falta de entendimiento entre los hombres del poder y sus gobernados: Éstos, clamaban por una escuela rural o un servicio de agua;  aquéllos, respondían con un denso discurso sobre la Revolución.

El Método Ollendorf alcanzó aquí sus mejores días, reciclado en el sexenio de Vicente Fox. Su vocero (y traductor) Rubén Aguilar aparecía ante la prensa inmediatamente después de un discurso del guanajuatense, con la muletilla: Lo que el presidente quiso decir…

Algo parecido está ocurriendo en esos días en que el discurso público -el gubernamental, pues- parece conspirar contra la comunicación.

En los últimos meses, las más autorizadas voces de los organismos multinacionales de los que México es Estado parte, de las agencias calificadoras extranjeras y de los medios internacionales especializados en economía y finanzas, basados en análisis científicos, nos pintan el retrato sombrío de la economía mexicana.

Ayer por ejemplo, la firma calificadora de inversiones Fitch se sumó a los diagnósticos que han hecho otras agencias neoyorquinas y redujo el crecimiento de la economía mexicana a 2 por ciento para 2016.

La respuesta inmediata  de nuestros hacendistas, es que todo va ciento en popa.

Cae la confianza de las familias en el curso de la economía

Ayer mismo, el presidente Enrique Peña Nieto, que mantiene cifradas sus esperanzas en el futuro éxito de las reformas transformadoras, declaró su beneplácito porque el país ha recibido en este periodo más de 120 mil millones de dólares en inversión extranjera.

A distancia y a las mismas horas, desde Guadalajara, el secretario de Economía Ildefonso Guajardo afirmó que México no es un país competitivo para captar fondos de alto riesgo. Por supuesto exige más desregulaciones, etcétera.

El propio Peña Nieto blasonó que en su administración se han creado dos millones 300 mil empleos. La voz espejo fue la del secretario de Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida: El problema de México no es la desocupación, sino la precariedad de las plazas creadas.

Algunos portavoces de los hombres de negocios, sobre todo del sector exportador, recomiendan no angustiarse por signos de desaceleración de la economía. A ellos no les va mal con la “apreciación del dólar”-devaluación del peso. Todo lo contrario.

Y replica el Instituto Nacional de Geografía y Estadísticas (Inegi): En septiembre, el índice de confianza de las familias en el curso de la economía cayó 1.8 por ciento. En los últimos doce meses la caída acumula 6.8 por ciento.

El Banco de México reporta que en septiembre la inflación se incrementó sólo en 0.61 por ciento.

Pero sin manejar números relativos, las amas de casa se dan cuenta que los precios de los artículos de la canasta básica alimentaria suben de una semana a otra, si no es que de un día a otro, de 8 a 13 pesos; de 12 a 32, según la mercancía de que se trate.

De una tienda de conveniencia a otra en una misma acera, el diferencial de precios de un mismo artículo puede ser hasta de 17 pesos.

Todo lo dicho, no es un “problema de percepción”. El bolsillo no entiende de intangibles. El estómago menos.

Lo que pasa es que, entre la tribuna del poder y los oídos del llano, se interpone una Torre de Babel. La comunicación  está rota. Cuando esto ocurre, El pez por su boca muere.

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