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La cuchara sucia de José María Aznar

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Voces del Director

Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George

A remolque de la Casa Blanca, el gobierno mexicano exigió al presidente venezolano  Nicolás Maduro suspenda la Asamblea Constituyente.

Esta mañana, las pantallas de la televisión mexicana nos atosigaron, otra vez, con la imagen y la voz del líder del opositor partido Voluntad Popular venezolano, Leopoldo Eduardo López Méndez (Leopoldo Méndez a secas).

Hace algunos días, vimos al ex presidente de Colombia, Andrés Pastrana, junto con Vicente Fox, como “observadores” del referéndum convocado por los opositores del gobierno bolivariano.

En Chile, anda a galope el próspero empresario Sebastián Piñera, haciendo campaña para un segundo periodo presidencial. El primero concluyó en 2014.

¿Cuál es el denominador común de esos tres personajes? Son miembros de número de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), franquicia trasnacional que patentó y opera el ex presidente del gobierno español por el Partido Popular, José María Aznar.

Aznar es de sobra conocido en México porque es académico invitado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y doctor honoris causa de la Universidad Autónoma de Hidalgo. No cualquiera.

La nueva colonialidad empresarial

La FAES es el vínculo entre magnates españoles y latinoamericanos, por el que obtienen jugosos contratos de Gobierno. Se denomina a esas gestiones Nueva colonialidad.

Entre los donantes de la FAES aparece el corporativo español Endesa, implicado a trasmano en el escándalo del Paso Exprés (Autopista México-Acapulco).

Hablamos de los rentables contratos gubernamentales que cabildea la FAES. Durante el sexenio de Felipe Calderón, trasnacionales españolas obtuvieron licitaciones, algunas con cargo a Petróleos Mexicanos (Pemex).

Los hermanos Calderón (Felipe y Luisa María) han sido pupilos en talleres que imparte la FAES en Madrid.

¿Se acuerda usted de la elección presidencial de 2006?

Y jalamos la narrativa a la campaña presidencial de 2006, aquella en la que el publicista español Antonio Sola fue estratega de campaña del PAN.

El propio Aznar viajó expresamente a nuestro país para convocar a los mexicanos a votar por el michoacano.

Entonces, lo lógico es que la Secretaría de Gobernación hubiera expulsado a Aznar por intervenir en la política interna, aplicándole la figura de persona non grata, como se la asestó el gobierno venezolano a Vicente Fox. No ocurrió.

Si hay coincidencias tan maravillosas en operaciones injerencistas en Estados extranjeros, es de esperarse que pronto José María Aznar retorne a México a tratar de inmiscuirse en la sucesión presidencial de 2018. Y será bienvenido. Soberanía nacional, cuántos crímenes se cometen en tu nombre.

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