Voces del Periodista Diario

La guerra es asunto demasiado serio

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

El mal humor social es algo pegajoso, contigioso, contaminante. Los de abajo empezaron a enojarse al ritmo en que se exacerbaron las políticas neoliberales y gritaron ¡Ya basta!

Las clases altas citadinas, al combinarse el impacto de la crisis económica con la de  seguridad pública, irritadas exclamaron: ¡Si no pueden, renuncien!

Las clases medias profesionales condesaron su hartazgo en cuatro resonantes palabras: ¡Estamos hasta la madre!

Hasta los ricos también lloran, aunque emplean un tono misericordioso: ¡Pobrecito Presidente!

El mal humor social no es cuestión “de percepción”. Es ya una convicción razonada y generalizada en el llano.

El buen discurso público advertía todavía en los ochenta: Si no hay paz en las calles, no puede haber tranquilidad en las conciencias.

Los jilgueros callaron, pero los tecnócratas arrogantes y autocomplacientes, aun ellos, hace algunos meses se vieron obligados a reconocer que la falta de confianza en el gobierno era una reacción técnicamente cuantificable.

Hasta donde llevamos dicho, esos clamores se han generado en el ámbito de la sociedad civil, donde militan los más desposeídos.

Hace una cuantas semanas, sin embargo, la que levanta la voz, y fuerte, es la sociedad religiosa; temible caja de resonancia habida cuenta su capacidad de convocatoria entre las masas creyentes.

Tocó el turno esta semana pronunciarse a los integrantes del Poder Judicial de la Federación.

Es que la barbarie no hace discriminaciones. No deja títere con cabeza.

Pero la sociedad civil y a su modo la sociedad religiosa, tienen como opción reparadora el voto, en cuyo caso la propia Constitución les garantiza en todo tiempo el derecho de modificar su forma de  gobierno. Se vale soñar, dicho sin concesiones a la ironía. No está el horno para bollos.

Lo grave del estado de subversión civil, es que está descargando sus vasos comunicantes hacia el sector militar.

Hace dos semanas, al calor de un atentado contra una partida castrense en el estado de Sinaloa, el secretario general de la Defensa, Salvador Cienfuegos tuvo una reacción declaratoria que se salió de los patrones retóricos que ordinariamente emplea dicho comandante. Fue un discurso airado.

General Cienfuegos: Hay desgaste del Ejército

Ayer, el Comandante de las Fuerzas Armadas mexicanas, Enrique Peña Nieto asistió a un acto académico en una universidad privada donde se inició un foro con la climática denominación: Defensa Nacional y derecho internacional humanitario.

El seguimiento de esa temática es asunto periodísticamente obligado. Pero por hoy nos quedamos con una breve entrevista que en las inmediaciones universitarias al general Cienfuegos.

Los soldados, dijo, “están en todo el país, a toda hora, a todo momento; en la sierra, en la ciudad…”. Obviamente, el Ejército sufre “un desgaste”.

Dio la impresión el entrevistado de signos de humor alterado. Lo confirma la cortante respuesta a una pregunta sobre el marco legal en que se desenvuelve la acción de las Fuerzas Armadas: “Eso pregúntenselo a los legisladores”.

Algo de impaciencia se notó en el militar. No es para menos. El foro puesto en marcha trata del derecho humanitario. Ese es flanco más vulnerable que aquí están tocando las comisiones de Derechos Humanos.

En efecto, desde hace años los altos mandos de las fuerzas armadas y algunos especialistas en la materia están reclamando un marco legal que norme las operaciones de soldados y marinos. Tómese en cuenta que están cumpliendo tareas de competencia de los aparatos de represión civiles, responsables de la seguridad pública.

Los legisladores andan ocupados en otras cosas para ellos prioritarias: Nuevos privilegios a la partidocracia, por ejemplo.

En abono de las Fuerzas Armadas hay que reconocer, que hasta ahora, han  observado una disciplina profesional y una lealtad institucional a toda prueba.

Pero Ejército y Marina Armada están formados por seres humanos. Su paciencia también se agota. No es hora de jugar con fuego. El clero dijo hace unos días, México, “país en llamas”. No es hora de andarse con metáforas: La guerra es asunto serio.

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