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La ONU arropa al golpista brasileño Michel Temer

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

De entrada, lo que hay que establecer es que, sólo por excepción, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es el foro más idóneo para concretar la paz ahí donde se requiera; misión fundacional que le dio sentido a su fundación.

No sólo, esos casos de excepción, porque la sede de la ONU esté instalada en Nueva York, sino precisamente por eso. En momentos de crisis, Washington la ha amenazado con retirar su contribución que sirve, básicamente, para sostener a una inoperante burocracia. El amago le ha advertido, incluso, que busque otro domicilio.

La ONU, como la Organización de Estados Americanos (OEA) -según lo documenta el histórico caso de Cuba-, ha sido complaciente con la estrategia golpista de la Casa Blanca.

¿Cómo entender la  actitud de la ONU ante la sanguinaria conspiración contra el pueblo sirio, vis a vis con su posición frente el despótico y asesino gobierno de Turquía?

Sin embargo, la sede de la ONU en Nueva York sirve al menos como tribuna -si no para arrancarle resoluciones políticas que obligarían a sus Estados parte-, para expresar la sanción moral a regímenes espurios que, no obstante, no pierden su membresía en la organización.

No importa el número, sino el decoro

Hoy se registró un caso ilustrativo en el marco de la Asamblea General de la ONU. Su Secretaría General invitó a ocupar la tribuna al golpista presidente de Brasil, Michel Temer, usurpador del poder que democráticamente le corresponde a Dilma Rousseff, desaforada perversamente por el Poder Legislativo.

Minutos antes de que pronunciara su discurso el usurpador Temer, el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Salas decidió retirarse del pleno de la Asamblea. Le siguieron las representaciones diplomáticas de Ecuador, Venezuela, Cuba y Nicaragua.

No cuenta el número, sino la dimensión del decoro. La retirada manifiesta explícitamente la condena al golpista Michel Temer.

¿Qué significa, en última lectura, la complaciente actitud de la ONU frente al golpismo galopante en América Latina? El fíat al derrocamiento del gobierno bolivariano de Venezuela en marcha.

La renuncia de la ONU a su misión fundacional como amable componedora en pos de la paz,  no tiene nada de novedad y, sí, mucho de desvergüenza.

¿Qué le queda a la consternada Humanidad? Apenas la justicia inmanente, que también es escasa en estos tiempos de materialismo globalizado.

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