Voces del Periodista Diario

Perded toda esperanza

VOCES OPINIÓN Por: Lic. Mouris Salloum George.

El “círculo  virtuoso”, es un diseño patentado por los tecnócratas mexicanos como propio, pero su uso viene desde que los padres fundadores del neoliberalismo empezaron a generar y divulgar literatura de exportación sobre este modelo económico.

Ganar ganar, es el pleonasmo propagandístico que trata de convencer a los mexicanos de que, como resultado de la ejecución de las políticas económicas neoliberales, nadie pierde. Es una variante del “círculo virtuoso”.

Se puede ilustrar el “ganar ganar” con este ejemplo. Se pone a caballo la reforma de las Telecomunicaciones: Gana bienes públicos y su jugosa plusvalía Carlos Slim Helú, y gana el indio cora, refundido en las agrestes soledades de la Meseta del Nayar. Así se calcula el producto per cápita en nuestro país. Iguala al paria con el plutócrata.

El problema surge cuando la depravación de los operadores del círculo virtuoso hace que éste se convierta en círculo viscoso.

Verbigracia: Instituciones privadas que abogan por insertar a México en los primeros planos de la competitividad global, agitan y catalizan a la sociedad civil en torno a la instauración del Sistema Nacional Anticorrupción.

La ley propuesta establece que los servidores del Estado se obligarán a hacer tres declaraciones: Patrimonial, fiscal y sobre conflicto de interés. Una condición, es su máxima publicidad. Los legisladores acotan esta condición, alegando el “derecho a la privacidad” de los burócratas.

Los promotores de la iniciativa pretenden hacer abortar esa acotación. Los legisladores reviran y meten a los empresarios privados (personas morales y físicas) contratistas del gobierno, en el mismo saco como sujetos de la obligación de la triple declaración. Los contratistas impugnan en Los Pinos.

El árbitro concede un “empate técnico”: Los contratistas serán liberados de aquella obligación, pero los burócratas tendrán derecho a permanecer en la oscuridad. Todos ganan. Se cierra el círculo viscoso y el combate a la corrupción se deja para futuros calendarios.

A bote pronto: Los Duarte y los Borge

O todos coludos o todos rabones: Ipso facto, el gobernador priista derrotado en Chihuahua, César Duarte -a escasos tres meses de terminar su sexenio-  moviliza la fuerza pública bajo su mando para que el Congreso estatal pueda sesionar y los diputados del PRI, del Panal y del PRD le autoricen deuda por seis mil millones de pesos (para sumar 21 mil millones de una sola fuente), arrebatándole a futuros mandatarios ingresos en firme por los próximos 30 años.

En Veracruz, el priista Javier Duarte de Ochoa también blinda su retirada con una serie de acciones que sus vencedores del pasado 5 de junio llaman “paquete de impunidad”. Son de orden legislativo, algunas, y administrativas otras.

Entre ésas, la reserva de casi 700 millones de pesos para pagar adeudos a empresas de comunicación, con la condición de que le bajen a las denuncias de los ayer opositores, hoy triunfantes.

El priista Roberto Borge Angulo aplica en Quintana Roo el mismo manual que sus pares de Chihuahua y Veracruz, dándole, sin embargo, un rapto peculiar de generosidad.

Demanda a los diputados del PRI, verdes y panaleros que extiendan su manto protector a su derrotado candidato a la sucesión, el alcalde con licencia del municipio de Solidaridad, Mauricio Góngora, a fin de que, también a unas cuantas semanas de que concluya el trienio, encharque las finanzas municipales con mil 80 millones de pesos.

A punto de convertirse ese asunto en pandemia en las doce entidades con cambio de gobernador, irrumpe la escena el priista mangoneador del Senado, Emilio Gamboa Patrón: Que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, se abstenga de intervenir. “No es asunto federal”, es el poderoso argumento del yucateco.

Entre el círculo virtuoso y el círculo viscoso, los que “no entienden que no entienden” siguen sumiendo a México en un putrefacto pantano. Ya lo dijo Dante, compatriotas, Perded toda esperanza.

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Redacción Voces del Periodista