Voces del Periodista Diario

USA: Campaña lodera rumbo a la Casa Blanca

VOCES OPINIÓN Por: Lic. Mouris Salloum George.

A tono con la Revolución conservadora -que al inicio de su primer mandato proclamó a dos voces con la británica Margaret Thatcher-, Ronald Reagan anunció la creación de la Fundación Nacional para la Democracia, que empezó a funcionar en 1983 con fondos públicos.

Uno de sus operadores fue el teniente Oliver North, célebre por su participación en  el Irangate o Irán-contra.

La Fundación de marras se concibió básicamente para América Latina y puso especial acento en un capítulo empresarial a fin de que la iniciativa privada actuara de lleno en la política electoral.

Aquel periodo en la Casa Blanca le refrendó a los Estados Unidos el titulo de “exportador de la democracia”.

En esa oportunidad, la influyente Fundación Heritage, asidua huésped en el Salón Oval, asesora áulica de Reagan, recomendó dar un tratamiento excepcional al Partido Acción Nacional (PAN), de México, que incluyó apoyo financiero.

Al tiempo, uno de los fines de la Fundación Nacional para la Democracia, se consumó en México en 2000: Llegó el PAN a Los Pinos, a remolque del empresariado.

Sedicentes intelectuales mexicanos sirvieron de caja de resonancia a los propósitos de Washington, proponiendo aquí una Democracia sin adjetivos, según el modelo “ideal” de los Estados Unidos y del Reino Unido.

Mapacherías contra Bernie Sanders

Viene a cuento el tema, porque el “exportador de democracia”, según lo vemos en estos días, no está, precisamente, rechinando de limpio.

A punto de realizarse la reciente Convención Nacional del Partido Demócrata (USA), la presidenta de esta formación política, Debbie Wasserman Schultz presentó súbitamente la renuncia su encargo.

No fue voluntaria la sorpresiva dimisión de la señora Wasserman: Días antes, la agencia Wikileaks le puso el cascabel al gato, dando a la cartelera internacional unos veinte mil correos electrónicos en los que funcionarios y empleados atacan -poniendo en entredicho su credo religioso- al precandidato socialista Bernie Sanders, para favorecer a Hillary Clinton.

La convención demócrata, en efecto, nominó candidata a doña Hillary, que la juega contra el republicano Donald Trump.

No son nuevos los métodos “democráticos” en la casa del jabonero -donde el que no cae, resbala. Hace tres lustros, en elecciones presidenciales, el demócrata Al Gore fue víctima de un fraude electoral urdido por el equipo republicano de campaña de George W. Bush.

Si mapacherías puestas a flote en el interior mismo del Partido
Demócrata para frenar las aspiraciones de Sanders, dieron el resultado buscado, ¿qué se puede esperar del proceso constitucional que culmina en noviembre próximo?

Si de por sí, el voto popular no cuenta frente a la ley del hierro de la oligarquía representada a los delegados electorales, lo que veremos en noviembre será el típico fraude que tanto se denuncia en las repúblicas bananeras. ¡Qué cachaza!

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