EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra
Hoy, el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), en voz de su dirigente nacional, Alejandro Ramírez Magaña, anunció para el plazo inmediato inversiones por más de 31 mil millones de dólares.
Desde que monitoreamos los encuentros anuales de los presidentes de la República con las representaciones empresariales -hacia finales del sexenio de Ernesto Zedillo-, invariablemente escuchamos ese tipo de compromisos: Carretadas de millones para reactivar la economía productiva.
Algo se ha atravesado en el camino al infierno -el de las buenas intenciones-, porque vemos la economía productiva estancada y en cambio registramos diariamente máximos históricos en el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de valores. Sospechamos entonces que lo que se mueve es la economía especulativa.
Desde esa perspectiva, el ofrecimiento del CMN no nos parece noticia.
Fiscal anticorrupción autónomo ¡Pero ya!
Lo que sí entra entre las cosas que merecen contarse, es que Enrique Peña Nieto reconoció antes sus huéspedes que la corrupción es un fenómeno costoso para la sociedad.
El Presidente no le puso números a ese costo. Pero desde noviembre de 2016 hasta hace unos días, el Instituto Mexicano para la Competitividad ha ganado los primeros planos de los medios dando estadísticas aterradoras sobre el impacto de la corrupción:
En números absolutos, tomando como referencia 2015: Más de 900 mil millones de pesos. En gráficas combinadas de diversos estudios, la corrupción absorbería ya 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Encuestas diversas concluyen que 51 de cada 100 mexicanos tienen la corrupción como principal preocupación, incluso por encima de la inseguridad y la violencia. Grave asunto.
Pero el presidente Peña Nieto puso el índice en lo que el propio sector empresarial mentó en casa del ahorcado: El combate a la corrupción se queda en meras palabras si no se procede, entre otras exigencias, a nombrar al Fiscal Anticorrupción. Los hombres de negocios lo quieren con plena autonomía.
Peña Nieto ofreció su intervención ante el Congreso de la Unión para desatorar el proceso legislativo a fin de completar y activar el Sistema Nacional Anticorrupción.
Es ahí donde puerca tuerce el rabo. Más de cuatro años lleva el Poder Legislativo, particularmente el Senado, deshojando la ya marchita margarita con irritantes aplazamientos a la última fase del compromiso presidencial.
El llamado del papa Francisco
Acaso el remedio a la crisis moral, ética y política esté este punto: Aún si los inversionistas privados no aplicaran los 630 mil millones de pesos comprometidos, el combate a la corrupción podría ahorrarles a la sociedad y al Estado, más de 900 mil millones de pesos y hasta sobrarían 300 mil millones de pesos para darle nuevo aliento a la economía productiva.
Todavía se habla de que el pueblo mexicano es mayoritariamente católico. Pues bien: Ayer mismo, el papa Francisco envió un mensaje a la Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM), reunida en El Salvador.
En ese mensaje, Francisco tira línea a los obispos católicos: ¡Ya basta! de tolerancia a la corrupción. Despoja a los pueblos latinoamericanos de los recursos que deben destinarse a la alimentación, la salud, la educación y el bienestar. ¿Lo escucharía el cardenal Norberto Rivera Carrera?
O escuchamos el mensaje pontificio como las llamadas a misa. Es cuanto.