Voces del Periodista Diario

El PRI y sus alegres cuentas electorales

Los dioses ciegan a quienes quieren perder

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Cuando el actor de reparto Ronald Reagan se instaló en la Casa Blanca quiso tener a su amigo de Hollywood y compañero de partido John Gavin como su representante en México.

Desde sus primeras apariciones públicas, Gavin rubricó su discurso  pidiendo a los mexicanos olvidar viejos rencores;  obviamente, por los agravios infligidos por su gobierno a México.

Escribimos entonces que lo que pretendía Gavin, era que los mexicanos borráramos nuestra memoria histórica. Curiosa demanda: Año con año los gringos cantan, dicho en español: Recuerda El Álamo, efemérides tejana que tiene como villano favorito al veracruzano Antonio López de Santa Anna, hoy casi una santa paloma.

Primera generación de gringos nacidos en  México

Durante el doble mandato de Reagan, hizo su debut en México la primera generación de tecnócratas formados en universidades de los Estados Unidos que, literalmente, tomó por asalto el poder político.

Si mal no recordamos, Carlos Monsiváis (+) tipificó a esos gobernantes como la primera generación de gringos nacidos en México. Parece que en ellos caló profundo el consejo de Gavin.

Desde que esos tecnócratas empezaron a reproducir el modelo neoliberal bajo la batuta del Fondo Monetario Internacional (FMI), se dieron a la tarea de difundir su tesis de que causas, principios y valores  de las revoluciones y constituciones mexicanas no son más que dogmas y mitos. Convencidos de ello, actuaron en consecuencia.

Hoy se cierra noviembre, que en el calendario republicano se etiquetaba como El mes de la Revolución. El de septiembre era El mes de la Patria.

Restauración del culto a la personalidad

La Revolución de 1910 se dio su partido en 1929: El Nacional Revolucionario. Su fundador, Plutarco Elías Calles dijo que para pasar del régimen de caudillos, a uno de instituciones y leyes.

Nieto del PNR, es el Partido Revolucionario Institucional, de nuevo en el gobierno de la República. Apenas siete días después del 20 de noviembre, 106 Aniversario de la Revolución, el Revolucionario congregó a su nomenclatura para diseñar su estrategia rumbo a la sucesión presidencial de 2018.

Ni por equivocación, el actual dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza cayó en la tentación de aludir los orígenes y trayectoria de su partido. La manera en que redactó la orden del día del Consejo Político Nacional fue auspiciosa para rendir culto a la personalidad. Obviamente, la de su caudillo en turno.

En el espectáculo del pasado domingo, las tomas de la televisión panearon tribuna y asamblea; ambas repletas de altos mandos de la actual burocracia federal; entre ellos, algunos aspirantes al gobierno del Estado de México y secretarios encargado de despacho presidenciables.

Los sectores agrario y obrero de la estructura del PRI, proveedores históricos del voto duro en cada elección, brillaron por su ausencia.

Clase trabajadora, sin  representación ni intermediación políticas

Una lectura de esas imágenes nos remite a una conclusión: El PRI ha pasado de ser un partido de masas (de lo que tanto blasonaba vis a vis con el Partido Acción Nacional-PAN) a un partido de cuadros.

De lo que sigue, que la clase trabajadora mexicana, cosa sabida desde la primera presidencia neoliberal (1988-1994), ha quedado huérfana de representación e intermediación políticas.

Era de esperarse: El usurpador Carlos Salinas de Gortari había dado al PRI la consigna de desembarazarse de “la dictadura de los sectores” (agrario y obrero). Incluso, signo de los tiempos, pretendió cambiarle la denominación al partido por la de Solidaridad, conforme al modelo polaco de moda.

Por supuesto, para que no quedara duda en el esquema de la “geometría política”, la de los extremos, el Revolucionario debería recorrerse “al centro”. En la escala entre la burguesía y el proletariado, en “el centro” queda la clase media, según los más autorizados politólogos, el huevo de la serpiente del fascismo.

Si el priista José López Portillo (1976-1982) se autoproclamó El último Presidente de la Revolución, el atajo neoliberal cambaría curso histórico y fines, no sólo del gobierno, sino del Estado. Con Salinas de Gortari, el PAN suscribió la Alianza Estratégica que dio cartas de naturaleza al PRIAN, modelo bipartidista recomendado desde los Estados Unidos.

Nueva temporada de “crímenes de Estado”

Recorramos esa carta de navegación:

De acuerdo con testimonio del ex comandante de la Policía Judicial Federal mexicana, Alberto González Calderoni, difundido en su momento por una cadena de televisión de Texas, agentes del candidato presidencial del PRI en 1988, Salinas de Gortari, contactaron con mandos del Cártel del Golfo para la ejecución de los estrategas electorales de su rival del Frente Democrático Nacional (FDN), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Misión que se cumplió a escasos días del 6 de julio, fecha de la jornada electoral.

El ex comandante González Calderoni fue asesinado en Texas meses después.

El propio Cárdenas Solórzano, fundador en 1989 del Partido de la Revolución Democrática (PRD), denunció al tiempo que durante el sexenio de Salinas de Gortari fueron asesinados unos 600 militantes de su partido.

Parecería un presagio, y lo fue: En mayo de 1993, fue asesinado en Guadalajara, Jalisco, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, crimen explicado oficialmente por Nintendo como resultado de un “fuego cruzado” entre bandas del narcotráfico.

Pero el 23 de marzo de 1994 fue ejecutado en Tijuana el candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio. Dictamen desde Los Pinos: Fue acción de un asesino solitario.

El 28 de septiembre de 1994, fue ejecutado el ex secretario general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y recientemente designado coordinador de la bancada tricolor en la Cámara de Diputados  del partido, José Francisco Ruiz Massieu, a quienes sus compañeros de partido consideraban potencial candidato presidencial en 2000. El expediente judicial consigna el apellido Salinas de Gortari entre los implicados.

Todavía, en mayo pasado, segmentos católicos de Jalisco insistieron en la teoría de que el asesinato del cardenal Posadas se inserta en la categoría de Crímenes de Estado.

Posadas, Colosio, Ruiz Massieu… En los “crímenes de Estado”, pocas veces se llega a la “verdad histórica”.

Presidencia suplente y las matanzas de Guerrero y Chiapas

Asesinado Colosio, la candidatura y la presidencia de la República suplentes confiadas por Los Pinos,  por videocasetera, al priista Ernesto Zedillo Ponce de León, de 1994 a 2000 siguen un orden tricolor: Las matanzas de Aguas Blancas y El Charco, Guerrero, y de Acteal, Chiapas.

Por lo de Aguas Blancas, fue desaforado el gobernador priista Rubén Figueroa Alcocer. Por la de Acteal, fue defenestrado el priista secretario de Gobernación y precandidato presidencial, Emilio Chuayffet.

El presidente priista Zedillo Ponce de León tuvo dos raptos insólitos: 1) Confesó que su triunfo en agosto de 1994 fue producto de una campaña inequitativa, y 2) declaró su sana distancia del PRI.

Lo de la “sana distancia”, fue una advertencia: En 2000, Zedillo Ponce de León entregó la banda presidencial al contendiente por el PAN, Vicente Fox Quesada.

Inauguración del saqueo de la renta petrolera

Echado el PRI de Los Pinos, el partido se quedó sin “jefe nato”. Pero conservó la supremacía en las cámaras del Congreso federal y en los estados.

En la Cámara de Diputados federal, el PRI mantuvo el control de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), órgano fiscalizador del gasto público federal. ¿Pudo el PRI o no, evitar el gran saqueo de la renta petrolera iniciado en el sexenio 2000-2006?

Hacia la sucesión presidencial del 2006, el PRI conspiró contra sí mismo. Desde el Estado de México se armó la resistencia contra la candidatura presidencial de su dirigente nacional Roberto Madrazo Pintado.

En la perspectiva electoral, prominentes priistas encabezados por Carlos Salinas de Gortari participaron en el complot contra el candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador.

Pero el PRI estaba durmiendo con el enemigo: Desde su propio seno se armó la conspiración dirigida por su secretaria general Elba Esther Gordillo Morales, que indujo a al menos seis gobernadores priistas de estados norteños a que orientaran la votación por el candidato del PAN Felipe Calderón Hinojosa.

A la presidencia por un túnel clandestino

Documentadas las sospechas del fraude cibernético en favor del candidato del PAN, avalado por el Instituto Federal Electoral (IFE), sin embargo la representación del PRI ante la sesión de Congreso General del 1 de diciembre de 2006, franqueó el paso -por un túnel improvisado clandestinamente- para la jura constitucional del panista.

Aunque no acaba de concluirse el cómputo de víctimas mortales de la gestión de Calderón Hinojosa (para algunas investigaciones más de 80 mil), de daños colaterales,   de desaparecidos (más de 25 mil a 2011) y de desplazados (ahora se habla de unos dos millones), el sexenio terminó con la denuncia contra el michoacano de más de 20 mil mexicanos ante Cortes internacionales por crímenes de Lesa Humanidad, que incluye la modalidad de Genocidio.

En ese sexenio, en que se empezó a hablar de México como Estado fallido, el PRI dominó la composición y el mando del Senado y de la Cámara de Diputados. La mayoría de aquellos crímenes impunes se cometió en estados gobernados por el PRI. El partido aún mayoritario, no obstante no despachar en Los Pinos, fue omiso.

El PRI retornó a Los Pinos en 2012 en un proceso que aún el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no acaba de cerrar como “cosa juzgada”: La línea neoliberal se ha exacerbado con las llamadas reformas “transformadoras” planchadas por el fáctico Pacto por México, en el que al PRIAN se sumó el PRD.

De 1982 a 2016, México ha sido gobernado por tres presidentes pasados por las universidades de Harvard y Yale (USA), y tres presidentes egresados de las universidades privadas mexicanas: Iberoamericana, Libre de Derecho y Panamericana (ésta, agencia del Opus Dei).

La fotografía del México fallido

En el periodo recapitulado, el Estado mexicano fue despojado de la rectoría de la economía; la empresa pública fue malbaratada hasta terminar en manos extranjeras, la propiedad social de la tierra rural fue expuesta a terceros, cárteles de la droga, entre los nuevos dueños; el sindicalismo, aun el oficialista, fue reprimido. La clase media ha sido desclasada.

La corrupción sentó sus reales. Su comadre, la impunidad, galopa alegremente. Más de 80 millones de compatriotas están al borde  de una crisis humanitaria.

La capacidad de endeudamiento del gobierno está agotada, una vez que el débito público está por encima de los nueve billones de pesos, sin incluir estados y municipios. El “humor social” se diagnostica desde lo alto del poder político como simple “percepción”.

Como el PRI no se da por enterado de esa insoportable y subversiva realidad, de la que es el primer responsable, en su reciente reunión de Consejo Político Nacional hizo cuentas alegres y se proclamó desde ya, en las voces del Presidente de la República y de su dirigente nacional, ganador de las elecciones de 2017 y de 2018.

Los dioses ciegan a quienes quieren perder. Es cuanto.

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