Voces del Periodista Diario

El sombrero del “Jefe Mancera”

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Alguien debe informarle al “Jefe Mancera” que El Indio Suriano Emiliano Zapata portaba sombrero galoneado a la usanza charra.

Los zapatistas chiapanecos, de su lado, usan otro modelo tejido por manos indígenas. ¿Quién no se lo vio encasquestado a Felipe Calderón Hinojosa en sus giras por Chiapas?

El sombrero con el que posó ayer el “Jefe Mancera” es del tipo Tardan, que habitualmente usan los terratenientes “de las áridas regiones de América del Norte”.

Muchos, muchos de esos caros sombreros se vieron ayer en El Zócalo metropolitano entre los rancheros que tomaron la Plaza de la Constitución “para celebrar” el 137 aniversario del natalicio de aquél que en su oportunidad exigió Tierra y Libertad para los labriegos mexicanos.

El “Jefe Mancera” no llegó a ofrecer tanto. Pero sí convocó a sus huéspedes en El Zócalo a formar una sólida alianza de la Ciudad y el Campo para redimir “a los que menos tienen”.

Ahí, el “Jefe Mancera” se calzó el sombrero obsequiado por sus huéspedes, que el titular de la Sagarpa, José Eduardo Calzada Rovirosa, también entusiasta anfitrión de los que realizaron cuatro marchas hasta tomar El Zócalo, se negó a modelar.

Si el sombrero se instituirá como símbolo escénico de la campaña presidencial del “Jefe Mancera”, es bueno que desde ahora, sus imagólogos le aconsejen que “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”. En campaña electoral se dice que, a la casa que fueres, haz lo que vieres.

Los zapatistas de Anenecuilco, Morelos, por ejemplo, no verían bien a un candidato que adornara su testa con un modelo que formó parte de la indumentaria de Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón y otros generales norteños que tramaron la trampa en la Hacienda de Chinameca para ejecutar a Miliano.

Y se plantaron en Bucareli

Como si se tratara de una “nota de color”, las cámaras de televisión privilegiaron aquellas estampas zocaleñas  y se olvidaron que, desde la semana pasada, algunos de los organizadores de “La Toma del Zócalo” lo hicieron para denunciar que el campesinado está harto de falsas promesas.

Se quejaron de que Enrique Peña Nieto ha dejado en el papel la gran reforma transformadora que sacaría de su postración socioeconómica y sicológica a los productores rurales: La del Campo.

Dijeron que el raquítico presupuesto ha ido a parar a manos de algunos poderosos magnates del ramo de cárnicos, que levantan en sus feudos los proyectos “más grandes de América Latina” en su género.

Y pusieron en la mesa la raíz de todos los males: El Tratado de Libre Comercio de América Latina (TLCAN), cuya revisión demandaron.

A nada de eso respondió José Eduardo Calzada Rovirosa. Por eso, un desprendimiento de los huéspedes del “Jefe Mancera” anoche se instaló en plantón en Bucareli (calle protegida por un juez de distrito) a hacerle la vida de cuadritos al también presidenciable secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Es cuanto.

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