EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra
Un factor que los teóricos emplean para medir la estabilidad de un Estado, es la pertenencia y la permanencia del equipo de gobierno.
Si uno revisa la nómina de los integrantes de los gabinetes legal y ampliado presentada en diciembre de 2012 y la coteja con la actual, puede observar que algo falló en la selección original y le gestión de las política públicas están en manos de nuevos responsables.
Es obvio que algunos de los administradores que debutaron en 2012 no dieron el ancho y por eso unos fueron pasados a retiro y otros fueron enrocados en otras funciones.
Aquí encaja otro factor de ponderación sobre la solidez del Estado: La eficacia en el desempeño de los hombres públicos escogidos para dirigir el gobierno.
El Talón de Aquiles de la actual administración pública federal, es la política económica; en una vertiente, la fiscal, operada desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y en otra vertiente, la de fomento de la economía productiva, a cargo de la Secretaría de Economía.
Regresivos, indicadores de la economía
Hoy se dieron a conocer los resultados de la encuesta que el Banco de México realiza periódicamente entre 35 grupos de especialistas del sector privado, nacionales y extranjeros, que analizan el comportamiento de la economía. Nada para recuperar el optimismo.
En el primer renglón, esos analistas bajan las expectativas de crecimiento económico para 2016 desde una tasa de 2.36 por ciento a 2.28. La misma tendencia hacia 2017.
En materia de inflación para este año, por el contrario, el reporte eleva la expectativa de 3.10 por ciento a 3.19. El tipo de cambio interbancario se coloca en 18.43 pesos por dólar, sin especificar el mercado libre, que invariablemente está por arriba del controlado.
El impacto socialmente más grave de esos indicadores, es en el empleo y en esta asignatura se reporta que las cosas se mantienen en el mismo rango, lo cual no es buena noticia para la población que anualmente se incorpora al mercado laboral.
Para colmo, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) acaba de anunciar ooootro incremento en agosto de sus tarifas. Para el consumo industrial, de entre 5.2 por ciento y 7.5; para el comercial, entre 7.8 por ciento y 9; para los usuarios de alto consumo, de 9 por ciento. El pronóstico inflacionario dado por los analistas consultados por Banxico no tomaba en cuenta ese nuevo incremento.
Dicho a manera de espanto. El anuncio de esos incrementos coincide con el arribo de un nuevo titular a la CFE -tercero en menos de cuatro años: Un posgraduado en Economía Política por la Universidad de Exxe, del Reino Unido, José Francisco Hernández.
Escribimos bien: Un experto en Economía ¿Política? Era, hasta ayer, director de Finanzas de dicha empresa. Dios nos coja confesados.
Ese nuevo cambio de titular en uno de los dos entes principales del sector energético, nos confirma lo dicho líneas antes: La corta y anómala temporalidad en la permanencia de los conductores de la política económica en sus encargos.
Grave asunto, si se recuerda que hace unos meses, a propósito de los errores de cálculo en la subasta de licitaciones petroleras, el presidente Peña Nieto declaró que los funcionarios responsables del éxito de la Reforma Energética, pasan por una “etapa de aprendizaje”. Es cuanto.