Voces del Periodista Diario

Hidalgo y la Virgen de Guadalupe

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

 

Una carta de presentación del depredador neoliberalismo tecnocrático, es su cruzada para borrar la memoria histórica de los mexicanos. Se empezó por una vertiente: Hacer de lado en los programas de Educación Pública básica las materias de Civismo e Historia. Ahora, hasta en la enseñanza Media y Superior se desdeña la Filosofía.

Pronto, el discurso neoliberal, desde el partido gobernante, el PRI, se encargó de dar por caducos los valores y principios que dieron sentido a los grandes movimientos emancipadores: La Independencia, la Reforma y la Revolución de 1910. ¡Déjense de fundamentalismos, de dogmas y mitos!

A los operarios del que fue Partido de la Revolución le resultó feliz la ocurrencia de los payasos de carpa electrónica: Bomberito Juárez, Doña Manguerita Maza de Juárez…

Esos detentadores del poder político, sin el menor rubor, festejan otras dos “gracias” en el calendario sexenal: El año de Hidalgo (joróbese “el que deje algo”… en las tesorerías públicas). Y El año de Carranza/ Porque el de Hidalgo ya no alcanza. Chistositos, los corruptos.

Ahora, del antaño conocido como Santoral republicano, sólo queda la oportunidad a modo de tomar efemérides para la exaltación de ineptitudes de los gobernantes en turno y comprobar la certeza de la conseja popular: ¿Cuándo has visto que la puerca suelte la mazorca que trae en el hocico? La marrana no tiene partido aborrecido.

¿Qué locura es esa, de abogar por los indígenas?

Hoy, verbigracia, se cumplen 264 años del natalicio de don Miguel Hidalgo y Costilla (San Diego de Corralejo, Guanajuato), quien terminó fusilado en Chihuahua, Chihuahua, el 30 de julio de 1811, víctima de un juicio en el que fue sometido a la degradación y condenado por sedicioso, cismático y hereje.

En estricto rigor, la causal de sedición fue la más alegada por los juzgadores eclesiásticos de Hidalgo. ¿A quién se le ocurre andar disparando decretos en pleno combate por la Independencia de México?

Hidalgo, visto hoy desde los cristales neoliberales fue, antes que Morelos, un populista.

Pruebas al canto: En diciembre de 1810, desde Guadalajara, el insurgente que blandió el estandarte de la Virgen de Guadalupe, tuvo la osadía de emitir un decreto aboliendo la esclavitud.

Fijarse bien: Hidalgo quiso romper los grilletes de los  tributos y exacciones que pesaban sobre los indígenas y las castas. ¡Qué audacia!

Su pecado entonces radicó en que pretendió reivindicar la soberanía, legislando en nombre del pueblo.

Si los gobernantes de estos días pretendieran aplicar aquellas lecciones de Hidalgo para defender los derechos de los pueblos originarios, ¿que sería de los intereses de las trasnacionales de la minería y las del petróleo a las que ahora se les tiende alfombra roja para que ocupen territorios indios con potencial petrolero?

Si los hacendistas de esta hora pretendieran eximir de cargas fiscales a los de abajo, ¿qué sería de los plutócratas beneficiarios de regímenes de excepción por los que eluden el pago de impuestos?

Ahora mismo, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) exige que el Poder Legislativo ejerza su soberanía y acabe con la monserga de la consulta previa, por ley, a las comunidades indígenas cuando concesiones y obras de infraestructura de particulares (agua, gasoductos, instalaciones y redes eléctricas,  etcétera), afecten la propiedad comunitaria.

No, señores, no: “Al diablo con el populismo”. Que el cura Hidalgo siga retratado en los murales con el estandarte de la Virgen de Guadalupe en alto. Ahí está muy bien. Es cuanto.

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