EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra
La noche del 6 de julio de 1988 sentimos en corvas propias el tremendo sacudimiento provocado por un terremoto político, según lo describió dramáticamente el entonces presidente Miguel de la Madrid.
Aquella noche se cayó el sistema de cómputo contratado por la Comisión Federal Electoral (CFE), presidida por el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz.
Las réplicas de aquel movimiento telúrico se mantuvieron incesantes al menos hasta la primera decena de septiembre en que el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados, que dictaminó los resultados de la elección presidencial, consagró al priista Carlos Salinas de Gortari como presidente de la República.
La desobediencia civil convocada por el candidato presidencial del PAN, Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, presionó en Los Pinos para que se promovieran cambios al régimen electoral. Ahí quedó sentenciada la extinción de la CFE.
Fue parido el engendro
Aunque manoseada en grado de falsificación la Carta de Intención acordada por la Alianza Estratégica pactada por el PAN con el usurpador, para octubre de 1989, cuando ya Clouthier del Rincón había muerto en un conveniente carreterazo, el Congreso de la Unión dio a luz al Instituto Federal Electoral (IFE).
De consejeros ciudadanos fue la novedad en la integración del Consejo General del IFE.
Empezamos desde entonces a gratificarnos con las hojas de vida de los candidatos a consejeros electorales. Parecían seres llegados de otra galaxia. Copias de currículums hasta de 47 cuartillas a renglón seguido, las conservamos. Todos parecían llegar a comparecer a San Lázaro rechinando de limpios.
Muchos de aquellos consejeros designados, a la hora de actuar, no alcanzaron a pasar la prueba del ácido: Aunque una de las condiciones de sus candidaturas era la de ser apartidistas, apenas concluido sus periodos aparecieron como candidatos a puestos de elección, dicho sea sin malicia, por el PAN.
Hasta en secretario de Gobernación, secretarios encargados de despacho del gabinete presidencial y ejecutivos del gabinete ampliado se convirtieron. En dos casos, hasta en precandidatos presidenciales.
El IFE, como sustituto de la CFE, no logró impedir en 2006 la segunda usurpación del poder presidencial en menos de veinte años.
Ahora se da por institucionalizado el sistema de cuotas partidarias en el reparto de consejeros y magistrados electorales. En la reciente comalada, alguno de esos consejeros no niega su la cruz de su parroquia.
La transición democrática permanece virgen
Frente al grotesco espectáculo de estos días en los estados de México, Coahuila y Nayarit, es dable preguntar: ¿En qué rincón de la selva electoral se perdió la virginal transición democrática? Ni Caperucita podría informarnos.
Nos gusta recordar un coro escuchado cuando en Polonia el comunismo se mudó en Solidaridad: Los polacos gritaban en las calles: ¡Estábamos mejor cuando estábamos peor! Es cuanto.