Voces del Periodista Diario

“Los demonios andan sueltos… y han triunfado”

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

El PRI llegó tarde -ayer-, 17 días después, al aniversario del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, y 22 años después a las citas de su pensamiento político. A las citas, subrayamos, no al rencuentro de sus postulados doctrinarios.

La memoria del ilustre académico, intelectual y político guerrerense convocó tardíamente a tres neopriistas de primera línea: Su hija y actual secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia; el titular de Gobernación, el presidenciable Miguel Ángel Osorio Chong, y el dirigente nacional formal del tricolor, Enrique Ochoa Reza.

Las crónicas e imágenes del ritual luctuoso que tenemos a la vista, no registran la presencia de los universitarios, compañeros de la brillante generación del difunto, algunos de los cuales transitaron con él los sórdidos caminos de la política y las aciagas incursiones administrativas en el viejo Estado mexicano de aquellos días.

Portaestandarte de “la Nueva Clase”

José Francisco Ruiz Massieu fue acucioso y elegante exégeta de La nueva clase que, dicho en sus propias palabras, desplazó a los fordcitos de los años treinta. Los salinistas llamaron a esa corriente La generación del cambio.

Ruiz Massieu fue, como investigador académico, un claro expositor del complejo Derecho Constitucional. Como priista militante, le dio un nuevo acento al discurso político, que todavía en el año de su muerte contenía reminiscencias revolucionarias.

Los oradores en la ceremonia comentada aplicaron en sus mensajes, con precisión quirúrgica, un lenguaje limpio de molestas excrecencias retóricas.

Ochoa Reza, verbigracia, dio por satisfecho el trámite exclamatorio identificando al homenajeado como mentor de ética pública. No se ruborizó al decir: “Hoy ponemos acento en la fortaleza de la militancia y nuestros ideales plasmados en los documentos básicos”. (Jejeje).

Por supuesto, “hoy ponemos el acento en la transformación de nuestro país ¡bajo el liderazgo del presidente reformador Enrique Peña Nieto”! (sic).

Se hizo deliberada omisión de algunos “detalles” del suceso recordado. En los momentos de la ejecución del entonces notable dirigente priista, el 28 de septiembre de 1994, se insinuaba su perfil como potencial candidato presidencial tricolor para 2000.

Nueva oleada de “crímenes de Estado”

El oscuro contexto de aquellas trágicas horas: Era el sexenio de la usurpación presidencial. No sólo. Politólogos y algunos beligerantes políticos contra el régimen tipificaron dicho periodo como el de una nueva oleada de crímenes de Estado.

Esa hipótesis se fundó en el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 23 de mayo de 1993. El atentado contra el candidato presidencial priista, Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994. La ejecución del propio Ruiz Massieu, flamante diputado priista y coordinador de su bancada, el 28 de septiembre del mismo año.

El ex priista y ex candidato presidencial  por el Frente Democrático Nacional (FDN), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, llegó a denunciar públicamente el exterminio de 600 militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

La ruptura Salinas de Gortari-Zedillo

El asesinato mismo de Ruiz Massieu provocó meses después la ruptura personal del ex presidente Carlos Salinas de Gortari -ex cuñado de José Francisco y tío de Claudia Ruiz Massieu Salinas- con su sucesor, Ernesto Zedillo Ponce de León, por la implicación del hermano incómodo, Raúl, en dicho crimen.

Una estampa plástica de aquellos días: “Los demonios andan sueltos… y han triunfado”.

La pronunció Mario Ruiz Massieu, hermano de José Francisco, al separarse de su encargo como subprocurador de la PGR en el que se le encomendó la investigación del crimen, después de denunciar que desde el propio PRI se entorpecían las averiguaciones.

Mario falleció tres años después en misteriosas circunstancias en su prisión domiciliaria en Nueva Jersey (USA), indiciado por la justicia estadunidense por posesión y trasiego ilegales de dólares, y vínculos con el narcotráfico.

Esos “recuerdos del porvenir” no pueden eludirse simplemente colocando en una cápsula exclamatoria la memoria de José Francisco Ruiz Massieu. Es cuanto.

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