Voces del Periodista Diario

Por escapar de la sartén, México cayó en el fuego

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Esta opereta consta de tres actos y un entreacto: 1) Una denuncia ante la autoridad administrativa federal en materia electoral; 2) El sórdido tránsito de una resolución sancionatoria por la instancia jurisdiccional respectiva, 3) Un entreacto descriptivo, y 4) Un final infeliz.

El escenario es México y su cuadrante es Toluca, capital del Estado de México. Es tiempo prelectoral con vistas a la sucesión presidencial de 2012.

Previo a las elecciones generales de 2012, en el Estado de México habría elección de gobernador el 3 julio de 2011.

Meses antes, en Toluca, el gobernador en funciones, Enrique Peña Nieto, el priista mejor posicionado desde cuatro años antes para el relevo del panista Felipe Calderón, rinde su quinto informe.

Ese evento, de interés institucional estrictamente estatal, tiene difusión electrónica nacional; especialmente en los estados de Guerrero y Baja California, donde el PRI hace campaña electoral.

El representante del PAN ante el Instituto Federal Electoral (IFE), Everardo Rojas, instruido por su jefe nacional, César Nava, presenta ante el pleno de Consejo General una denuncia contra el gobernador Peña Nieto, a quien imputa transgresión de la Constitución y el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, al hacerse promoción personalizada fuera del territorio mexiquense.

La magistrada Alanís, juez y parte

El IFE emite una resolución sancionatoria contra el gobernador y su coordinación de Comunicación Social;  contra las cadenas Televisa y Televisión Azteca, y sus repetidoras.

Los sancionados presentan un recurso de impugnación ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Los magistrados acuerdan que sea su homóloga, María del Carmen Alanís (presidenta) la responsable de presentar la ponencia  sobre el asunto.

Trasciende que la magistrada Alanís se lleva el expediente del caso a su residencia privada. Aquí se reúne secretamente con los representantes políticos y abogados de Peña Nieto.

El dictamen final de la magistrada Alanís, absolutorio en favor de Peña Nieto, es llevado al pleno de la Sala Superior, donde cuatro de siete magistrados lo aprueban. Sólo conservan las sanciones a las cadenas televisoras y sus repetidoras.

Los cuatro magistrados que dieron su voto aprobatorio, proclaman a la rosa de los vientos que lo hecho por Peña Nieto, inaugura un nuevo modelo de comunicación política. Dejan así el camino libre al gobernador del Estado de México rumbo a Los Pinos.

Hasta aquí quedan condensados los dos primeros actos de la tragicomedia. Aunque al lector le parezca una digresión, aquí tomamos una retrospectiva.

La historia del reyezuelo negro

En 1939, el maduro abogado chihuahuense, Manuel Gómez Morín fundó el Partido Acción Nacional (del que hablamos antes como actor en el litigio electoral narrado).

Doce años antes, desde Londres, Inglaterra, dentro de su correspondencia privada, Gómez Morín suscribió un memorial en que juzga acremente la situación política nacional de entonces y se remite a las formas del régimen porfirista, a saber:

“El porfirismo pareció adoptar un sentido internacional. México en paz hizo propaganda mundial, lanzó y consolidó empréstitos, recibió extranjeros, intentó colonización; todo un simulacro de internacionalismo.

“Simulacro, nada más, porque no estaba orientado a hacer de México un valor mundial, a dar a México la consideración de una fuerza moral y económica en el mundo, sino que se limitó a poner a México en el mercado y lanzarnos al doloroso camino de imitaciones de pastiche, de desprecio e ignorancia de lo nuestro.

“Política igual a la del reyezuelo negro que abre las fronteras a delegados del poder europeo, les entrega su marfil y sus plumas, y viste sobre su cuerpo desnudo un frac de opereta encantado de sus grandes y poderosos amigos nuevos, creyéndose su protector y concibiendo la idea de ser el ombligo del mundo, el más fuerte, el más bello.

“El internacionalismo porfiriano fue de sistemática propuesta de México en el mercado  para quien quisiera tomarlo, y todavía dábamos algo en efectivo sobre regalar la riqueza y gravar nuestro patrimonio…”.

La segunda representación de Los científicos

Esos ácidos y reveladores párrafos los reprodujimos en un texto mayor que nos publicó Voces del Periodista en su edición 235, correspondiente al 31 de mayo de 2010.

Desde antes, y después, denunciamos que, con el asalto de la tecnocracia al poder político en México, se encastó una segunda representación de Los científicos que en su momento diseñaron y aplicaron aquel internacionalismo… “de imitaciones de pastiche” del porfiriato.

Por el camino recorrido un siglo antes, los tecnócratas neoliberales, convertidos en nuevos reyezuelos negros, pretendieron la modernización de México y sólo lograron la restauración de un régimen entreguista.

La ruta por la que un PRI resucitado en 2012 se reinstaló en Los Pinos, con el aval del Poder Judicial de la Federación, ya quedó narrada.

El porfirismo recalentado extravió la brújula al quedarse el fáctico Pacto por México sin piloto.

La disolvente crisis económica de México se exacerbó, precisamente cuando la globalización ha sido declarada en reculada. Ahora, el patrimonio nacional está hipotecado. (Diez billones de pesos cuesta sólo la deuda pública… y contando).

Voces del Periodista impreso ha llegado a su edición 352 desde mayo de 2010, cuando dio inicio la opereta. Hemos escrito más recientemente que, por escapar de la sartén, México cayó al fuego. Lo estamos confirmando en estas trágicas horas que anunciamos con final infeliz. Es cuanto.

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