Voces del Periodista Diario

Son las remesas, señores, las remesas

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Mientras que el envío de remesas a México por nuestros transterrados en los Estados Unidos (ya se habla hasta de 25 mil millones de dólares al año), no se vieron en riesgo, el gobierno federal y los gobernadores de los estados más expulsores de mano de obra, dejaron a nuestros compatriotas rascarse con sus propias uñas.

Al iniciarse La era Trump, a aquellos paisanos les sobran abogados. Pertinente es hacer una acotación: Históricamente, han  operado en nuestro país organizaciones de la sociedad civil de buena fe, en alerta permanente sobre la suerte de los emigrados. Se han vinculado en su preocupación con sus pares en el territorio estadunidense.

Ahora, brotan como hongos los nuevos defensores de los derechos de aquellos a los que en una época se les llamaba simplemente braceros. Todavía, a principios de este siglo, aquí se formó el movimiento Pro braceros, para tratar de recuperar fondos para su retorno a México, que desde los años cuarenta a los sesenta depositaron en bancos norteamericanos, que aquí les fueron agandallados por instituciones oficiales.

A algunos de esos supervivientes o a sus descendientes, se les trae aquí de la ceca a la meca.

Desempeñan tareas que ni los negros quieren  hacer

Entre los nuevos Héroes de la libertad contra el nuevo inquilino de la Casa Blanca, destaca el ex presidente Vicente Fox. Vale recordar que, desde que era gobernador de Guanajuato, incitaba a sus paisanos a emigrar hacia los Estados Unidos: Allá son bien cotizados “los jardineros…”. Después diría que esos mexicanos desempeñan tareas que ni los negros quieren hacer.

Guanajuato encabeza la lista de los estados mexicanos con historial de más alta emigración al vecino país. Se calcula que trimestralmente envían a sus familias unos 509 millones de dólares en remesas.

En la continua tendencia de expulsión de población nativa hacia Estados Unidos nativa, acompañan a Guanajuato los estados de Michoacán, Jalisco, Estado de México y Puebla.

Michoacán se beneficia con ingreso de remesas, con un aporte de poco más de 600 millones de dólares trimestrales. Serían más de dos mil millones de dólares anuales.

Durante su gestión como gobernador de Michoacán, Leonel Godoy Rangel incorporó a su organigrama de gobierno la Secretaría del Migrante, primera entidad con esa dependencia.

Hoy, el gobernador perredista Silvano Aureoles Conejo y su secretario del Migrante, José Luis Gutiérrez Pérez, derraman lágrimas de cocodrilo por las amenazas de deportación de michoacanos por Washington.

Con Barack Obama, el promedio de michoacanos deportados fue de 2l mil, según dato a 2016. La cifra podría dispararse a un millón. De ese tamaño es la potencial tragedia.

70 millones de pesotes para atender repatriados

¿Cómo manifiesta Aureoles Conejo su preocupación por aquellos compatriotas? En el presupuesto para 2017, asignó una partida de 70 millones de pesos  a la Secretaría del Migrante, apenas para pagar la nómina burocrática.

Dijimos 32  millones de dólares,  contra el ingreso anual de más de dos mil millones de dólares en remesas.

Los que le hacen cuentas a Aureoles Conejo, aseguran que gasta al año unos 35 millones de pesos (la mitad de los asignados a la Secretaría del Migrante) en pago de publicidad para promocionarse a la candidatura presidencial y en la renta de tres helicópteros.

No se sabe si en esa partida está el gasto en atenciones a la cantante y actriz Belinda, asunto de fama pública en la tierra del general Lázaro Cárdenas.

Dos botones de muestra, nomás, para ilustrar el tema. Cambio de página.

Barack Obama, casi un benefactor

Señalamos que en la cartelera de estos días, están nuestros transterrados y sus nuevos abogados, que no dijeron esta boca es mía durante el gobierno de Obama, que deportó a tres millones 800 mil personas; el más alto porcentaje de mexicanos.

Para 2011, Obama, respecto de 2000, había disparado doce veces el presupuesto para perseguir la inmigración. Unos 53 billones de dólares (a sistema monetario estadunidense).

¿Durante cuánto tiempo esos paisanos fueron invisibles en su patria nativa? Digamos que durante unos 23 años.

Pongamos el cuadrante en 1994, año del Error de diciembre. Entonces, la emigración mexicana hacia los Estados Unidos fue el amargo pan de cada día. Para 2010, el Banco Mundial contaba casi 12 millones de mexicanos expulsados hacia el vecino país; la mayor proporción, indocumentada.

Contando desde 1990, según fuentes censales USA, de la inmigración contabilizada, 89.4 por ciento corresponde a México, líder en el mundo en ese torneo. Le siguen en orden India, Rusia, China y Ucrania.

 La causa primordial, es la laboral, por falta de oportunidades en el país. Aproximadamente 88 por ciento de los emigrados fluctúa en edades entre los 15 y los 64 años.

Súbita solidaridad con las víctimas

Si durante los dos mandatos de Obama, por decir una cifra, más de dos millones de mexicanos fueron deportados, ¿dónde estuvieron los servicios consulares para asistir a las víctimas?

Pensamos que esos servicios fueron omisos, pues ahora se presenta como una cosa digna de contar la improvisada medida contingente, consistente en un mayor apoyo presupuestal a los consulados en los Estados Unidos. (Para que privilegien la permanencia de los amenazados en territorio gringo).

Sobre esas reacciones coyunturales -explicadas como de defensa de los Derechos Humanos-,  priva un interés mayor: Ahora se ofrece la intermediación financiera al través de la banca de desarrollo mexicana, para que los remitentes de remesas puedan orientar aquí esos recursos a “proyectos productivos”. (Je je je).

En estos días, incluso, se difunden en los Estados Unidos la lista de sucursales de bancos de México (extranjerizados), para que por esas agencias se tramiten las imprescindibles transferencias. Mentalidad de Cresos, nada más. Es cuanto.

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