Voces del Periodista Diario

Unidad nacional a cargo de los impostores

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

 

Como si ya se hubieran disuelto las irritadas reacciones públicas contra los gasolinazos – ya vienen los del 3 de febrero- y, al conjuro de la unidad nacional, México hubiera encontrado la paz con  justicia y dignidad, en las redes sociales, parecería que de manera espontánea, circulan patrióticos exhortos presididos con la estampa del escudo nacional.

En el uso mediático del escudo mexicano, se da por olvidado el agravio de  El Águila mocha asestado durante su sexenio por Vicente Fox, convertido hoy en nuevo paladín de la patria frente a las feroces arremetidas del presidente estadunidense Donald Trump.

La convocatoria a la unidad nacional se presta para todo. Una cadena de televisión nacional introdujo el pasado domingo en su barra deportiva una invitación al publico a opinar: Por México yo…  

En textos, obviamente mal escritos,  los convidados echan su cuarto a espada, más o menos en este tenor: “Yo amo a mis águilas del América”; “estoy listo para el súpertazón” (el partido de futbol americano donde se definirá la copa del fútbol de las ligas gringas de ese brutal deporte).

La unidad nacional reducida al choteo.

Propuesta: Tres días de “ayuno mediático”

Aquí comentamos ya un panel sobre la crisis de las relaciones bilaterales México-Estados Unidos, organizado por la misma cadena televisiva, y las improvisadas respuestas gubernamentales al conflicto diplomático.

Uno de los panelistas, autorizado dicho sea de paso por su experiencia académica y su gestión como secretario de Relaciones Exteriores de México, entre bromas y veras a modo de conclusión de su intervención, recomendó al presidente Enrique Peña Nieto hacer “un ayuno” de tres días en su incesante exposición ante los medios de comunicación social.

Otro panelista había mencionado el dato de que el Presidente se encontraba en el más bajo registro de aceptación popular: Un 12 por ciento de los consultados por las encuestadoras nacionales. Del 88 por ciento restante, la opinión se da por descontada.

El tema es el de la unidad nacional, confiada a los agentes de los partidos políticos con registro nacional y a sus representantes ante el Poder Legislativo federal, cuya imagen tampoco goza de buena salud.

Canibalismo electorero de los partidos

Para decirlo pronto, quien pretende catalizar “la unidad nacional”, es el ex director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y nuevo dirigente del PRI, el filósofo y economista Enrique Ochoa Reza. La tarde de hoy insiste en su llamado al acuerdo nacional.

Acotación obligada: De la mano del PRI, marcharon en el fáctico Pacto por México el PAN y el PRD. Las cosas cambian al calor electorero. Retumban el sonido y la furia.

Al definirse discrecionalmente la candidatura del PRI a la gubernatura del estado de México, el gobernador en turno Eruviel Ávila Villegas ha instalado su cuarto de guerra en las entrañas de la mera Ciudad de México: No tiene piso de televisión o cabina de radio aborrecidos: Su estado es la representación en la tierra del paraíso.

Entre spot y spot del mexiquense, el PAN entra al ataque: El Estado de México es una sucursal del infierno. Y no le falta el libreto acusador.

Entra el tercero en discordia: El PRD. Éste se va directamente a la yugular del mexiquense mayor, Peña Nieto: Los legisladores del PRD no votaron por los gasolinazos.

Falso, ahí esta el tablero electrónico que conserva el registro las votaciones en los plenos del  Congreso de la Unión sobre el asunto, desde la reforma constitucional en materia energética, particularmente en “lo general”.

Ahora, los amarillos condicionan su inserción en un  nuevo pacto a que se diseñe una política de Estado frente a los Estados Unidos, como si este precepto no estuviera explícito en el ejercicio diplomático.

¿Cómo puede acudir el llano, por más buena voluntad que tenga, concurrir al llamado a la unidad nacional con esos convocantes? Es cuanto.

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