Voces del Periodista Diario

Deuda Pública: Éramos muchos y parirá la abuela

Foto amplificada de don Abraham García IbarraEl lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

El telón de tinieblas es la marca de la casa del gobierno en sus tres escalas típicas. Sólo se levanta transitoriamente cuando la Auditoría Superior de la Federación (ASF) de la Cámara de Diputados da el reporte de la revisión de las Cuentas Públicas del gasto gubernamental.

Después de un periodo de dimes y diretes sobre el reporte, la rendición de cuentas y la transparencia vuelven a su estado vegetativo.

El titular de la ASF es Juan Manuel Portal Martínez: Es el hombre público más incómodo para los administradores gubernamentales. Estaría por cumplirse el plazo de ley para el que fue designado.

¿Correrá la misma suerte que el Fiscal Especializado en la Atención de Delitos Electorales de la PGR, Santiago Nieto Castillo? Es la suerte reservada para quienes no bailan al mismo son que tocan los oráculos pinoleros.

De lo que pocos dudan, es de que, con independencia de los resultados finales de sus observaciones y consignaciones ante los órganos de competencia sancionadora, Portal Martínez ha dejado honda e inquietante huella en el ejercicio de sus funciones fiscalizadoras.

El inquietante tema de la Deuda Pública

Se han dado a conocer los primeros resultados de la compulsa de la Cuenta Pública 2016. Tiene mucha tela de donde cortar. Sólo abordaremos, por lo pronto, un tema e insinuaremos una suspicacia.

El tema es el de la Deuda Pública, cuestión que tanto preocupa a las agencias calificadoras neoyorquinas, de cuyos dictámenes depende el margen de maniobra de la Administración federal para satisfacer nuevos requerimientos de financiamiento.

Ya para 2017, es del dominio público que la deuda pública fluctúa en unos Diez billones de pesos.

Pero estamos hablando de la Cuenta Pública 2016: El reporte de la ASF informa que en ese año la deuda se incrementó en 952 mil millones de pesos. Esto es, más de 70 mil millones de pesos al mes.

En números relativos, el aumento anual fue de 14.7 por ciento. En números absolutos, el monto se colocó en 6 billones 447 mil millones de pesos a final del año auditado. Se trata sólo de los compromisos del Gobierno federal, que ha seguido emitiendo papeles con mexicana alegría.

El seguimiento histórico de ese proceso de endeudamiento indica que la mayor parte de los nuevos débitos contratados se aplicaron a amortizar deuda vieja y al incesante pago de su servicio. ¿Un círculo virtuoso?

Ahora mismo, la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, que cuadra los números para 2018, podría estar calculando la autorización de deuda al Ejecutivo, para decirlo en números redondos, por medio billón de pesos. Se dice pronto: ¡Éramos muchos y parirá la abuela!

Disposiciones de financiamiento aún no acreditadas

Sólo para dar un bocado a la suspicacia, rescatamos al cierre de este tema un dato de la ASF: La Secretaría de Hacienda no ha acreditado el uso de “otras disposiciones de financiamiento”. Unos 15 mil millones de pesos.

Es Hacienda la mega administradora del erario público. En el ejercicio revisado por la ASF los titulares de esa dependencia han sido Luis Videgaray Caso y José Antonio Meade Kuribreña.

En la tesitura de la sucesión presidencial, ¿a quién tocará acreditar aquellas “disposiciones de financiamiento”? Es cuanto.

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