Voces del Periodista Diario

OEA: Gobernabilidad democrática contra corrupción

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

 

Variaciones sobre el mismo tema (OEA/ Venezuela), pero con una obligada acotación: Al ejercicio de la diplomacia no se llega en plan de aprendizaje.

En la vieja política mexicana, la de altura, se explicaba el éxito de los militantes en el poder por su pericia conciliadora: Suavidad y maña, se decía al conocerse determinados resultados de una negociación entre contrarios.

Desde el siglo XIX y hasta el tercer tercio del XX, cancilleres, embajadores y cónsules mexicanos enfrentaban los litigios internacionales bajo una elemental normativa: Como México no es una nación guerrista ni le mueven instintos expansionistas o intervencionistas, la única arma de que disponía, es la palabra. De parlamento está hecha la diplomacia. La diplomacia no funciona con tacto de artillero.

El secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso, desde su presentación misma, se colgó a sí mismo el sambenito al confesar que llegaba a su encargo a aprender. La otra etiqueta se la prendieron sus malquerientes: El canciller de Trump.

 La 47 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) significó una prueba de ácido para el canciller mexicano.

¿Quedó México entre la sartén y el fuego?

En ese foro, es absolutamente probable que México haya quedado entre la sartén y el fuego.

No es tremendismo: Antes de clausurarse la Asamblea, el canciller de Perú, Ricardo Luna Mendoza, dejó sembrada una bomba de mecha corta. Propuso que, en su próximo encuentro en abril de 2018, la Organización analice una iniciativa bajo el rubro: Gobernabilidad democrática contra corrupción. Una piedra para muchos tejados. La canciller canadiense, Chrystia Freeland apoyó esa propuesta.

Cualquier candidato a la Presidencia de México en 2018 podría abanderar su campaña con ese que parece lema.

Cuando escribimos estos comentarios la nota es que, en la Reunión de Consulta previa, fracasó la ponencia encabezada por Washington y apoyada por México, por la cual se exigiría al gobierno de Venezuela retirar la convocatoria a una Asamblea Constituyente y, entre otras demandas, liberar a los presos políticos.

Otra proposición consistía en persuadir a las fuerzas políticas venezolanas en pugna no cesar en la búsqueda de diálogo y una salida negociada al conflicto.

El proyecto de la Casa Blanca no obtuvo los 23 votos requeridos para convertirlo en solución de observancia obligatoria.

Digamos que cierto tono de los debates sobre la cuestión venezolana fue el lado serio de la Asamblea. Pero la adhesión de Videgaray a la consigna de la Casa Blanca dio pie a lo que podría tipificarse como un sainete.

Obedeciendo línea de su gobierno, la canciller venezolana Delcy Rodríguez denunció que la Asamblea de la OEA fue convocada “de manera fraudulenta”. Con esta convicción, Rodríguez reiteró la amenaza del presidente Nicolás Maduro de que, mientras Venezuela “sea un país soberano e independiente”, no tiene nada qué hacer en la Organización.

Lo del show montado en Cancún por el provocador Felipe Calderón, apenas merece mención. No es un personaje educado en el respeto institucional y, en correspondencia, pocos le brindan respeto.

Sólo falta esperar la rendición de cuentas del responsable de “la diplomacia mexicana” sobre su actuación en el seno de la OEA. El juicio de la opinión pública deja ya a un canciller sin paraguas para cuando, como es probable que así suceda, se presente en abril de 2018 a la próxima asamblea de la Organización, que tendrá en agenda: Gobernabilidad democrática contra corrupción.

Articulos relacionados

Al final de la negra noche, todos terminaron blancos

Redacción Voces del Periodista

Agosto de pesadilla para Peña Nieto

Redacción Voces del Periodista

Petróleo, el discurso de La cantante calva

Redacción Voces del Periodista