Voces del Periodista Diario

Protección Civil después de niño ahogado

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

 

Puesto que, un día sí y otro también, organismos multinacionales y movimientos civiles internacionales advierten contra los impactos del cambio climático, y la NASA avisa con pormenores y con suficiente anticipación el calendario de huracanes que pronto golpearán a México, ¿en qué radica el mérito del gobierno mexicano, repitiendo esa ominosa información?

Tendrían sentido los boletines y los spots al respecto si, de veras, funcionaran las alertas y los mecanismos de Protección Civil, tanto federal como estatales, para programar las providencias que prevengan y atemperen los efectos productivos y sobre todo los daños humanos provocados por esos fenómenos. Pero eso no está en las experiencias de los últimos veinte años.

Inmoral, es el descubrimiento de que millonarios recursos del Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden), de la Secretaría de Gobernación, durante el gobierno de Vicente Fox fueron desviados a otros fines, sin que la Secretaría de la Función Pública encontrara responsables de esa iniquidad.

Iniquidad, es el término, porque aquellos dineros públicos tenían como fin mitigar la tragedia de cientos de miles de familias damnificadas.

De aquella época, es la devastación de Chiapas. Todavía recientemente autoridades religiosas denunciaron el abandono de comunidades indígenas que se quedaron esperando los auxilios federales.

Ya en el actual sexenio, en 2013 el estado de Guerrero sufrió los efectos destructivos de la naturaleza. Existen registros recientes de que poblaciones arrasadas en la montaña acusaron que las obras de reconstrucción, especialmente de vivienda, resultaron defectuosas o, de plano, se quedaron en  los planos.

Dinero público para perpetuar privilegios

El caso de Guerrero se cita especialmente, porque el gobierno federal no regateó recursos para privilegiar y satisfacer las exigencias del sector turístico de restaurar ipso facto obras y servicios de interés comercial, como en la misma temporada ocurrió en Baja California Sur, afectada por los mismos fenómenos climatológicos que dañaron a los guerrerenses de la montaña y del  llano.

Los mexicanos ya están hartos de boletines y de que los responsables de Protección Civil acudan a toro pasado a contar cadáveres e inventariar daños físicos en los territorios devastados. Lo que exigen son acciones cautelares eficientes y eficaces que operen antes, no después de niño ahogado. No es mucho pedir, según lo parece.

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