Voces del Periodista Diario

Tartufeando en el Congreso de la Unión

Foto amplificada de don Abraham García IbarraEl lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

Entre la oscura caverna del porfirismo y la oscura caverna del populismo por las que transita la República desvertebrada, los sinodales no tienen muchas medallas para repartir; si acaso, algunas de cobre.

Con el cobre se hacen monedas de escaso valor. No importa, de lo perdido, lo que aparezca.

Sobre el devaluado metal se lanzan aquellos a los que no parece llenar el oro sustraído a la mala  de las ya casi agotadas vetas del presupuesto público.

En los escenarios electrónicos sobran aquellos que reclaman sus medallas de cobre por el relanzamiento de la cruzada contra la corrupción en México.

Vicio viejo: Hacer caravanas con sombrero ajeno

Obviamente, esos ávidos de reconocimiento social -y electoral, no faltaba más- son los dirigentes de los partidos de oposición que durante la última semana se han paseado por todos los foros exhibiendo trofeos porque lograron, blasonan, reorientar las acciones del Congreso de la Unión en la más sentida de las demandas de la sociedad saqueada… y asqueada.

Lo primero que hay que subrayar, es que el combate a la corrupción pública es una exigencia social histórica, desde que el gobierno es gobierno y esa peste es la pandemia que tiene a la política mexicana atrofiada y en estado terminal.

En el actual sexenio, son entidades de la sociedad civil las que han jalado, a contrapelo, los compromisos gubernamentales para moralizar la administración pública.

Lo han hecho, a costa de amenazas y persecuciones que se han expresado en la ejecución de auditorías fiscales a instituciones en las que participan esos cruzados.

En los dos últimos años, son esas organizaciones no gubernamentales las que han colocado en la agenda pública esa subversiva cuestión.

Forzaron, esas ONGs el proceso legislativo en la materia y en recientes semanas se plantaron en todas las tribunas y espacios públicos para exigir la institución de una fiscalía con autonomía plena con facultades para tomar el toro por los cuernos.

Rendija abierta a Raúl Cervantes Andrade

El leitmotiv de ese movimiento civil en días recientes es evitar el pase automático del actual procurador federal, Raúl Cervantes Andrade al encargo de fiscal general, cuya misión fundamental será la identificación y la sanción a los corruptos de ayer y los de esta hora.

Los operarios del PRI que controlan las cámaras federales se hicieron guajes a la vista de una iniciativa que hace meses introdujo el Ejecutivo para eliminar el llamado pase automático. Al anunciarse el cambio de rieles en el Congreso, los disimulados salieron con la coartada: Pero eso ya estaba previsto.

Pero no lo dijeron todo: En la exposición de motivos y el clausulado de esa iniciativa en efecto, se advierte que el procurador federal en funciones, no obtendrá en automático su nombramiento como fiscal. Pero queda abierta la rendija para que Cervantes Andrade renuncie a tiempo a su actual puesto, después de lo cual y pueda ser postulante de su candidatura a la Fiscalía.

Agotada la capacidad de asombro, sin embargo sorprende que el Partido Acción Nacional, que se colgó su medalla de cobre por el nuevo curso legislativo sobre el erizado tema, se apropiara de la propuesta del Ejecutivo, que implica la eliminación de un artículo transitorio constitucional a modo para que el titular de la PGR, pase a la Fiscalía.

Ayer, el coordinador de la bancada azul en San Lázaro, Marko Cortés se fusiló el texto guardado entre las telarañas de San Lázaro y lo suscribió como propio. No tuvo el cuidado siquiera, de sugerir la condición de que el procurador federal en activo deje pasar determinado plazo para tener la prerrogativa de ser considerado como aspirante a la Fiscalía.

En el Congreso de la Unión se revuelcan muchas gatas para hacerlas aparecer con un nuevo maquillaje. En el caso comentado, a la felina no se le quita el antifaz. Para provocaciones a la sociedad civil estamos. Es cuanto.

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